Cuando oyes el término «enfermedad cardiovascular», igual lo asocias solo al corazón. Por ello, estoy seguro de que intentas cuidar tu corazón. Pero ahora te pregunto: ¿te has planteado cuidar también tu cerebro?
Los infartos de corazón y los ictus tienen en común que, al afectar a órganos vitales, son emergencias médicas que deben ser atendidas cuanto antes. Para salvar la vida, pero también para que la lesión irreversible que ocasionen sea lo menor posible.
Quiero, por tanto, poner el foco en que, además de preocuparnos de nuestro corazón, es muy importante que nos preocupemos de nuestro cerebro. Para ello, debemos cuidar aspectos tan importantes y variados como:
-La nutrición.
-El ejercicio.
-El sueño.
-La gestión del estrés.
-Evitar las sustancias tóxicas.
-Cultivar las emociones positivas.
-Aumentar la reserva cognitiva.
-Mejorar la vida social.
Haré hincapié en tres cosas: el ejercicio, las relaciones sociales y la reserva cognitiva.
El ejercicio, si bien es bueno para mejorar a nivel físico, lo es más para mejorar nuestra mente. El ejercicio es el ansiolítico y antidepresivo natural, el remedio biológico que tenemos en el organismo para reducir los niveles de ansiedad y depresión. Hacer ejercicio es como dar un masaje al cerebro, como meter al cerebro en un spa.
Las relaciones sociales son muy útiles, aparte de por el componente emocional y afectivo que conllevan, porque cuando interactuamos con otras personas necesitamos tener alerta un montón de áreas del cerebro. En las conversaciones hay un fluir continuo de conceptos, recuerdos, descripciones, explicaciones y conexiones, y eso al cerebro le viene muy bien.
¿Y conoces qué es la reserva cognitiva? Es una especie de plan de pensiones del cerebro, de tal forma que si la mejoramos, seremos más resistentes al deterioro propio de los años y a la aparición y desarrollo de enfermedades neurológicas, como el alzhéimer y el párkinson.
¿Cómo podemos mejorar la reserva cognitiva? Ejercitando nuestro cerebro a base de aprender cosas nuevas en cualquier etapa de la vida (mejor cuanto mayor grado de dificultad conlleven), nunca dejar de leer y escribir, aprender un nuevo idioma o a tocar algún instrumento (otro nuevo si ya tocas alguno), incorporar nuevos hobbies, mejorar nuestros conocimientos informáticos, etc.
Todo esto y mucho más lo puedes encontrar en mi libro #TuMejorMedicinaEresTú. Finalizo con una lúcida frase de Valentín Fuster:
«El corazón sirve
para dar cantidad de vida;
el cerebro, para dar calidad de vida».