LA SALUD EMPIEZA EN TU PLATO I
© Dra. Elisabeth Arrojo (Oncóloga)
–PARTE 1–
La importancia de una buena alimentación
Seguro que habrás oído eso de «somos lo que comemos» y efectivamente en gran parte es así. Imagina que te quieres construir una casa. ¡Es algo muy importante! Tiene que ser sólida, tener buenos cimientos y materiales duraderos porque ahí vas a vivir y tiene que estar bien. Piensa que muchas veces ni siquiera es la casa para el resto de tu vida, pero quieres que esté bien porque eso te dará confort, bienestar, alegría. Te ahorrará tener que llamar continuamente al fontanero, al electricista, al albañil porque algo no está bien. Antes de construir la casa, valoras diferentes opciones, estilos, materiales.
Reflexión sobre el cuidado del cuerpo
Preguntas sobre la solidez de estos, la calidad. Inviertes en lo mejor porque es tu casa. Dedicas tiempo porque es tu casa, es muy importante. Ahí vas a vivir. Tiene que estar bien y, además, seguir estando bien a lo largo del tiempo.
Ahora vamos a pensar un poco juntos. ¿Dónde vives realmente? ¿En tu casa o en tu cuerpo? Tu cuerpo vive en tu casa, pero tú vives en tu cuerpo. ¿Y por qué no lo construyes con lo mejor? ¿Por qué no le dedicas tiempo? ¿Por qué no lo alimentas de los mejores «materiales»? ¿Por qué no lo cuidas para evitar tener que acudir al «albañil o fontanero de personas»?
Impacto de una alimentación inadecuada
La buena alimentación resulta fundamental para mantener nuestra salud física y mental.
Sabemos que una alimentación inadecuada lleva a multitud de enfermedades. La mala alimentación, la obesidad, el consumo excesivo de grasas y azúcares conduce a dolencias muy serias como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, pero también es uno de los principales factores de riesgo de cáncer. Hoy en día sabemos que más del 40 % de los casos de cáncer se pueden prevenir modificando los hábitos de vida y, entre ellos, la alimentación.
Alimentación de riesgo
Existen evidencias científicas de que hay determinados alimentos, como las carnes procesadas, que aumentan el riesgo de cáncer, especialmente de cáncer colorrectal. También de que el consumo de azúcares refinados se relaciona con un mayor riesgo de cáncer, aunque es cierto que de una forma indirecta. No es del todo cierto eso que se dice de «el azúcar alimenta el cáncer». Lo que sí es cierto es que los azúcares generan picos de glucosa, y estos a su vez generan picos de insulina, y la insulina es una hormona que sí se ha relacionado con un aumento en la multiplicación de las células malignas. Con base en este hecho, existen algunos antidiabéticos orales que han demostrado, incluso, un papel protector en el cáncer, precisamente entre otras cosas porque disminuyen esos picos de insulina en los diabéticos tipo II.
Obesidad y riesgo de cáncer
Además, las personas que consumen altas cantidades de azúcar suelen tener un mayor índice de obesidad y esta es un factor de riesgo para el cáncer. El tejido graso se considera un segundo órgano endocrino, donde se generan multitud de hormonas que pueden aumentar el riesgo de determinados tipos de cáncer, especialmente los hormono-dependientes como el de mama o los ginecológicos.
Alimentos protectores contra el cáncer
Pero también existen alimentos protectores contra el cáncer. La fibra, especialmente de los cereales integrales, se ha demostrado que es protectora del cáncer de colon. Por eso te recomiendo consumirla de forma diaria. Además de en los cereales integrales, puedes encontrarla en otros alimentos, como la pasta, el arroz o el pan integral. Ayuda al tránsito intestinal, y al final esto se traduce en un menor riesgo de bacterias indeseadas en el tracto digestivo que acaben generando una alteración en nuestra microbiota (las bacterias buenas de nuestro intestino, para que lo entiendas), que se conoce como disbiosis intestinal y, finalmente, un tumor maligno por la multiplicación celular anómala que se empieza a producir en esa zona, tras una división celular continua en un intento de repararla.
La dieta mediterránea como modelo
Los españoles, en realidad, lo tenemos fácil. Nos sabemos la teoría, aunque no nos la aplicamos lo suficiente, y desafortunadamente cada vez menos. Sabemos lo que es la dieta mediterránea, que tan beneficiosa es para nuestra salud. Debemos consumir una dieta rica en frutas y verduras. Como normal general, se recomienda comer unas cinco piezas al día de estos alimentos. Debemos, además, tomar grasas saludables como el aguacate, muy rico en antioxidantes, aunque con alto contenido calórico, lo que hay que tener en cuenta en casos de exceso de peso.
#SiempreGraZie
Sobre la autoría

Médico especialista en oncología. Licenciada en Medicina por la Universidad de Navarra, es además Doctora Cum Laude por la Universidad de Oviedo. Reconocida por los EEUU como “persona extraordinaria en las ciencias”, mismo reconocimiento que se le da a los premios Nobel que desarrollan su labor en dicho país. Recientemente nombrada Catedrática en Hipertermia oncológica por la Universidad Católica de Murcia (UCAM). Es además Presidenta de la Sociedad Internacional de Hipertermia clínica y Tutora de la Sociedad Europea de Oncología Radioterápica (ESTRO).
Ha sido además premiada con el Premio oncóloga del año 2020, Premio Europeo Dr. Fleming de Medicina 2021 entregado por D. Luis María Ansón y Premio oncóloga del año en 2021 y 2022 entre otros.
Ha desarrollado su labor profesional en importantes centros oncológicos como “21st Century Oncology” en Michigan, USA, donde fue coordinadora de investigación durante varios años; “UCLA Hospital” en Los Ángeles, USA donde realizó un Fellowship en Braquiterapia y la Unidad de Protonterapia del Penn Hospital en Filadelfia.