La Semana Santa
es más que una piadosa tradición
Ángel Gutiérrez Sanz
La Semana Santa nos abre las puertas a un misterio profundo en el que está involucrada la Humanidad entera. El acontecimiento histórico vivido por un Dios doliente que muere a manos de los hombres, es un aldabonazo que supera en dramatismo a las más grandes obras trágicas escritas por los hombres. Puede que durante el resto del año vivamos ajenos a nuestro compromiso cristiano, pero cuando se acercan estos días sagrados, dejamos de bostezar y nuestro corazón se agita, poniéndose en marcha para conmemorar lo acontecido en aquella tarde tenebrosa del Gólgota. Incluso los no creyentes quedan impactados por el hecho de que un Dios tan humano se diera en prenda por los mismos que le estaban crucificando y se muestran confundidos con el hecho, de que ese Dios hubiera preferido la experiencia del desamparo, rayana en la desesperación, antes que dejarnos solos. Fue precisamente Albert Camus quien poniendo en entredicho su condición de ateo, llegó a decir que:“La tarde del Gólgota no tiene tanta importancia en la historia de los hombres, sino porque en estas tinieblas, la divinidad abandonando ostensiblemente sus privilegios tradicionales, vivió hasta el fin sin ningún paliativo, la angustia de la muerte”
Las primaveras
Como en todas las primaveras, nuestra fe dormida despertará para salir a la calle a revivir la escena de aquel Primer Viernes Santo. Volveremos a emocionarnos al escuchar compungidos las saetas desgarradas que rompen el silencio de la noche. Los corazones conmovidos acompañarán al Justo de Dios, en su caminar vacilante hacia el Calvario. Mujeres y hombres se ofrecerán gustosos para ayudarle a portar la pesada cruz sobre sus hombros. De los ojos compasivos fluirán ríos de lágrimas para enjugar el rostro de Jesús escarnecido. A tu paso, Divino Nazareno, nunca dejará de haber corazones piadosamente doloridos, que se sientan tocados por tu gracia y será para ellos el comienzo de un gozoso renacer. La “Semana de Pasión” ha sido y seguirá siendo expresión del resurgir de una nueva primavera, que tiene su punto álgido en la “Pascua Florida”
Llorando nos postramos ante tu tumba para decirte:
Descansa, descansa dulcemente, mi Jesús
Miembros abatidos descansad dulcemente.
Felices tus ojos que se cierran al fin.
Oh rostro ensangrentado, lleno de dolor y oprobios.
¿Quien ha apagado la radiante luz de tu mirada?
Con piadosa compasión ungiremos tu cuerpo.
Con lágrimas de dolor lavaremos tus llagas.
Tu tumba será suave lecho para las conciencias atormentadas.
Lugar de reposo para los corazones afligidos.
Con la fuerza de tu muerte líbranos de la angustia en el trance final.
Cuando tengamos que partir estate a nuestro lado y no te separes de nosotros.
#SiempreGraZie
Sobre la autoría
Entre otros estudios se graduó en Filosofía obteniendo posteriormente el grado de Doctor en esta misma disciplina por la Universidad Complutense de Madrid, con la máxima calificación de “Sobresaliente cum laude”. Catedrático de esta misma asignatura, ha simultaneado la docencia con cargos directivos y trabajos de investigación, fruto de los cuales han sido la publicación de varios libros y numerosos artículos. Actualmente jubilado, sigue comprometido con el mundo de la cultura a través de publicaciones en relevantes medios de comunicación e impartiendo conferencias en foros de interés cultural, como puede ser el Ateneo de Madrid. Su próxima obra en la que lleva trabajando bastante tiempo será “El Humanismo cristiano en el contexto de una Antropología General".