LAS MENINAS de Antonio Azzato
Por Antonio Azzato
Velázquez fue un especialista pintando sobre todo lo que no vemos, el alma, el aire, y justamente en el aire nos dejó un mensaje por descifrar, qué pintaba detrás de su lienzo.
El cuadro de las Meninas es uno de los más reinterpretados a lo largo de la historia del arte, y después de estudiarlo en profundidad, llegué a la conclusión de que Velázquez necesitaba seguir transmitiendo un mensaje a través de su obra, algo a lo que he llamado el mensaje infinito de Velázquez. Por esto, creé una escultura en blanco con la silueta de la Menina, para transmitir ese mensaje en las calles de las ciudades con la ayuda de las intervenciones artísticas de una muestra representativa de gente y de la cultura de la ciudad. Artistas consagrados, artistas emergentes, cantantes, escultores, niños, ancianos, personas con discapacidad, deportistas y un público en general, han participado en esta exhibición, y la mayor cantidad de las esculturas han sido donadas o subastadas con fines benéficos, logrando recaudar hasta la fecha más de 550.000 euros que han sido distribuidos entre diferentes fundaciones como la Fundación Aladina, Fundación Rafael Nadal, Juegaterapia, Banco de Alimentos de Madrid, Transexualia, Una Medicina para Venezuela, entre otras.
Cuando decidí sacar las Meninas a las calles de Madrid, una de mis motivaciones principales era la de acercar el arte más a la gente, y despertar, sobre todo en los más jóvenes, el interés por el arte, ya que, producto de la tecnología, cada vez están más distantes de él. Durante las exhibiciones de Meninas Madrid Gallery, he encontrado a niños preguntarles a sus padres, ¿qué son esas muñecas? mientras los padres respondían que no se trataba de unas muñecas sino de las Meninas de Velázquez, probablemente luego les llevarían al Museo del Prado para admirar esa obra maestra.
Hoy puedo decir con orgullo que la misión ha sido cumplida, lo que pensaba sería una solo exhibición, este año contará con la cuarta en las calles de Madrid, y las Meninas también han recorrido las 8 capitales de Andalucía, millones de fotos se han hecho alrededor de las esculturas, y se han desarrollado innumerables iniciativas artísticas en escuelas y universidades alrededor de las Meninas de Velázquez. Desde concursos de diseño en las clases de los colegios, hasta peregrinaciones desde diversas partes de España, alumnos han hecho el recorrido con disfraces inspirados en las meninas urbanas para luego acabar en el museo del Prado y así cerrar con broche de oro el recorrido.
Durante estas exhibiciones más de 200 Meninas han sido expuestas en las calles, con la participación altruista de cientos de artistas que han puesto su sello sobre la Meninas como lienzo en blanco para transmitir un mensaje, el mensaje infinito.
Pero eso no acaba allí, tenía claro que el próximo reto, el próximo paso, debía ser el de ligar precisamente ese interés de los más jóvenes por el arte, a la tecnología, llevando el arte así a su territorio, y es por eso que nace mi nuevo proyecto, Velázquez Tech, una experiencia inmersiva en el arte a través de la tecnología y de la obra maestra “Las Meninas”. Yo lo llamo el museo del futuro, aunque también podría decirse que se trata del futuro de los museos.
Foucault, el filósofo francés, dividió en tres las principales eras del ser humano y sostenía que el hombre siempre se ha dejado llevar por algo superior. A la primera era la llamó “renacentista”, una era que entendía al mundo bajo el concepto de semejanza con Dios, todo estaba unido a Dios y el papel del hombre era descubrir las semejanzas bajo las cuales todo estaba unido, para poder así descubrir el orden divino de las cosas.
La segunda, la era “Clásica”, el hombre dejándose influir por la biología se dedicó a observar y separar las cosas, separarla por especies, por sub especies, y por grupos dentro de esas sub especies, ya nada estaba unido por Dios. La tercera era responde a lo que él consideraba la “modernidad”, en esta era la ciencia voltea a ver a la persona que está observando y clasificando, nos volteamos a ver a nosotros mismos, y es entonces cuando nacen las corrientes psicológicas que comienzan a interpretar el comportamiento humano.
Lo interesante de estas eras es que siempre el hombre se deja llevar por algo, y si lo analizamos en profundidad, algo superior al hombre siempre influye sobre nuestros actos condicionando a la sociedad. Los sistemas de la sociedad (educativo, judicial y de salud) toman decisiones basados en lo que dice la ciencia, si la ciencia dice que la madurez para comenzar a conducir es a los 18 años, entonces se formulan leyes para aplicar esto, y así sucesivamente. Lo preocupante de esta nueva era que vivimos, que si Foucault viviese seguramente la llamaría “tecnológica”, es que cuando la ciencia se volteó a observar al hombre, el hombre permitió a la ciencia almacenar tal cantidad de información nuestra que no solo se ha dado paso a una nueva era, sino que ahora la tecnología sabe tanto de nosotros que es capaz de condicionar nuestro comportamiento sin que podamos evitarlo, es capaz hasta de pensar por nosotros a través de la inteligencia artificial.
Mi nueva propuesta tecnológica de la mano del arte y de la tecnología llama a la reflexión sobre la importancia de la educación a través de las diferentes eras, lo verdaderamente importante es la adaptación y nunca dejar de aprender, lo verdaderamente importante es que así sea a través de una pintura rupestre o de una clase por zoom, no solo aprendamos, sino seamos capaces de razonar y preguntarnos siempre las preguntas básicas de la educación: qué, cómo, cuándo y por qué.
Nos encontramos en la nueva era de la humanidad, la tecnológica y mi objetivo es seguir llevando el arte a la mayor cantidad de gente posible, por lo pronto he logrado cambiar la percepción de los más jóvenes sobre lo divertido que puede llegar a ser la visita a un museo, y sobre esa línea quiero seguir mi futuro dentro del mundo del arte, haciendo de lo interesante y necesario algo divertido.
#Siempre GraZie…
Sobre la autoría
ARTISTA y creador venezolano de origen italo-español Antonio Azzato vivió gran parte de su vida en Caracas, Venezuela, donde se formó como Ingeniero Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello. Al cabo de unos años decide complementar su carrera profesional cursando un Máster en Dirección Comercial y Marketing en el Instituto Empresa en Madrid. Sin embargo, su pasión por el arte y el diseño lo llevan a estudiar interiorismo en la reconocida Escuela Parsons en Nueva York; donde desarrolla las diferentes técnicas de intervención que se aprecian hoy en día en sus obras.