REALIDADES, TENDENCIAS Y URGENCIAS

por Pedro Rodríguez Castañeda | Compromiso social

Realidades, Tendencias y Urgencias

Por Pedro Rodríguez Castañeda

Si preguntamos en la calle sobre la situación en la que vivimos, seguramente la mayoría coincidirá en que es incierta, sin base establecida y con dificultades crecientes para la mayoría. Es necesario matizar esta realidad, ver cuáles son las tendencias existentes en la sociedad y, sobre todo, tomar las acciones necesarias, con urgencia, para evitar en lo posible sufrimientos innecesarios.

El filósofo argentino Juan Jose Sobreli defendía que “la realidad es siempre dilemática” o, lo que es lo mismo, que tiene relación con el dilema. Efectivamente, podemos decir que siempre fue así, pero como manifestaba otro gran filósofo alemán, Jürgen Habermas, estamos ante una nueva etapa de la modernidad que él denominó “modernidad tardía”.

Debemos retroceder algo en el tiempo para documentar, aunque sea sin profundizar, de donde partimos. La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual que apareció a mediados del siglo XVIII para disipar las tinieblas de la ignorancia, significó la imposición del razonamiento y la ciencia sobre la religión, y supuso un cambio sustancial en la sociedad. La explicación racional del universo provocó corrientes diversas, entre las que cabe destacar, por el alcance que han tenido, los románticos alemanes, los cuales sustituían la filosofía y la ciencia por el arte o la poesía como camino para conseguir la verdad, el perfeccionamiento moral y la redención de los pueblos.

REALIDADES, TENDENCIAS Y URGENCIAS

En este momento, en el posmodernismo en el que nos encontramos, no interesa la verdad en términos generales, solamente el poder y el dinero. Esta es precisamente la triste realidad. Si analizamos las tendencias actualmente existentes en el mundo, con una capacidad tecnológica creciente de forma exponencial, con ideas políticas contrapuestas y radicalizadas, con redes sociales agresivas e informaciones interesadas, la sociedad se siente perdida en su laberinto, y cada día resulta más difícil de contrarrestar.

¿Por qué, si tenemos la tecnología adecuada, comunicación instantánea, y empresas poderosas en este sector, no se utilizan todos los recursos para aclarar y resolver cualquier problema de índole general que se produzca? Tomemos como referencia la situación que vivimos con la pandemia del COVID-19, un virus perfectamente bien definido técnicamente, donde cada país, cada tendencia política, cada empresa y cada individuo pretende sacar su beneficio particular. ¿No sería más lógico colaborar todos para alcanzar la solución lo antes posible?

Este mundo tecnológico que tiene controlados todos nuestros movimientos, no solo lo que hicimos, sino lo que vamos hacer, debería estar al servicio de los ciudadanos. Todos los datos disponibles por las grandes corporaciones digitales Google, Facebook, Instagram, Twitter, Amazon, y las organizaciones estatales, la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EE. UU), la NSA (Agencia Nacional de Seguridad de EE. UU), el KGB (Comité para la Seguridad del Estado en Rusia), la GCHQ (Agencia Nacional de Inteligencia Británica), el CNI (Centro Nacional de Inteligencia de España) entre otros, son conocidos por la expresión inglesa bigdata. Esta tecnología, con la información almacenada y con los algoritmos utilizados, está en condiciones de conocer nuestros deseos y saber cuáles serán nuestros actos. Además, la realidad es que estas grandes corporaciones que nos controlan, lo hacen gracias a nuestras aportaciones. No solo tienen conocimiento de nuestros datos, aficiones y movimientos, sino que además consiguen obtener un beneficio económico astronómico a través de la publicidad. En cambio, las organizaciones estatales citadas utilizan la información que poseen de nuestras vidas para conseguir réditos políticos y, por supuesto, beneficio particular. En cualquiera de los casos, no parece que el interés sea trabajar para mejorar la vida de los ciudadanos.

REALIDADES, TENDENCIAS Y URGENCIAS

Muchos recordareis a Erick Mielke, director de la policía secreta de la extinta RFA (República Federal Alemana) desde 1957 hasta 1989. Su mandato se caracterizó por la vigilancia exhaustiva de todos los ciudadanos. Stasi era el nombre de la organización encargada de la vigilancia donde todo, incluida la vivienda, era examinado y escrito en fichas para su control. Este hecho conocido y denostado por todos, menos por los que se aprovechaban de esa situación, es similar a lo que sucede hoy en día con las redes sociales, con la diferencia de que, como decía en el párrafo anterior, en este caso somos los ciudadanos los que hacemos el trabajo proporcionando nuestros datos, consciente o inconscientemente.  Existe, sin embargo, una diferencia significativa y que resalto intencionadamente, la Stasi para conseguir esa información sobre los ciudadanos, tenían hasta 100.000 agentes contratados y tenían que pagarlos.

Las tendencias actuales como la descrita y otras bien definidas, como el relativismo, el individualismo, el hedonismo y la falta de respeto al semejante, deberían ser parte de nuestras preocupaciones cotidianas. Esta preocupación nos conduce a definir las actuaciones que se han de desarrollar con urgencia, para conseguir un mundo más igualitario, más estable y más habitable para nosotros y para las generaciones venideras.

Permitidme que siguiendo el discurso inicial me adelante y proponga de una forma sencilla las actuaciones que considero de urgencia en este momento.

1.- Los Gobiernos y las grandes corporaciones han de darse cuenta de que sus actuaciones solo tienen sentido si van encaminadas a facilitar la vida de los ciudadanos.

En el caso de los Gobiernos, si de verdad les interesa mejorar la sociedad, todos los partidos deberían estar de acuerdo, al menos, en el 90% de sus exposiciones y sus actuaciones, teniendo como objetivo mejorar la salud, la educación, la justicia, y la libertad. Para conseguir el objetivo citado es imprescindible aportar medios y, sobre todo, ideas coherentes, siendo la condición necesaria disponer de las personas más preparadas, con conocimientos y experiencia demostradas. Además, han de saber que el mundo está en cambio y que se precisan actuaciones diferentes a las ya tomadas en épocas anteriores, unas porque ya sabemos que fracasaron y otras porque no se ajustan a la realidad actual.

Las empresas, aun siendo el motor de la innovación, el empleo, el esfuerzo y, sobre todo, de la creación de riqueza, también han de ser conscientes de que sus actuaciones no solo deben estar dirigidas a la ganancia económica de los propietarios, sino que tienen una responsabilidad social. Para cumplir con esa responsabilidad han de ser transparentes, intentar mejorar las condiciones laborales, y ser éticos en sus comportamientos. Las grandes empresas deben evolucionar para conseguir las características antes citadas y no buscar dominar siempre el mercado y obtener beneficios fácilmente a costa de cometer cualquier tipo de tropelía.

2.- Es imprescindible tener claro que nadie nace sabiendo y que, para conseguir objetivos importantes, la educación es fundamental. La educación se inicia en la familia, sigue en escuelas o colegios, en la universidad y después en el puesto de trabajo, aunque con características distintas en cada etapa. Esto que parece obvio no parece que sea asumido por dirigentes y empresarios. En este mundo acelerado en el que nos encontramos, es cada vez más imprescindible la educación continuada para adaptarnos a las nuevas tecnologías. Sin embargo, desde el inicio de la educación y siempre, se debe enseñar a pensar para que cada cual desarrolle su criterio, y no adquirir uno que se le imponga. Si eso fuera así, podríamos asegurar que la democracia establecida no es la que interesa a la mayoría de las personas.

3.- La tercera urgencia que quiero resaltar es que, debido a la situación actual, y no solo por la pandemia que padecemos, cada vez se producen más enfermedades y heridas que hay que curar. Esa recuperación física, mental, moral o de cualquier otra índole, es básica para encontrar la tranquilidad, el sosiego y la felicidad. Si así fuera, estaríamos en el estado ideal, no solo para rendir en el trabajo, sino para asumir con naturalidad la colaboración entre todos, acercando ideas diferentes y con el objetivo de esforzarnos para mejorar. Así obtendríamos la resiliencia necesaria para conseguir una vida más ajustada a la nueva realidad y en beneficio de todos.

Estoy seguro de que aquellas palabras que Sigmund Freud le expreso a Otto Rank no son asumibles con la tecnología y los conocimientos actuales: “Hay tres tareas que son imposibles: gobernar, educar y curar”.

Amigos, ¡esta es nuestra oportunidad, pongámonos en marcha!

#SiempreGraZie


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Sobre la autoría

Pedro Rodríguez Castañeda

Pedro Rodríguez Castañeda

D. Pedro Rodríguez Castañeda
Licenciado en Ciencias Químicas, especialidad Industrial, en la Universidad de Valladolid.
Máster en Dirección y Administración de empresas, por ESDEN. Máster en Formación para directivos Gustav Kaeser y Máster en estudios avanzados de Filosofía, por la Universidad Complutense de Madrid.
Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.
Resaltar, además de la formación, los trabajos realizados: dos años en la Universidad de Valladolid en la catedra de Química Orgánica, realizando la TESIS doctoral. Tres años como jefe de Laboratorio en Sociedad General Azucarera (SGA) y varios años trabajando con diferentes multinacionales del sector médico. Esta formación y experiencia me llevó a constituir mi propia empresa, PAIPEISA, S.A, a la que he dedicado más de tres décadas y donde he conseguido mucho más de lo esperado.

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