¿Y SI LA VIDA FUERA UN MUSICAL?

por Esther Mendoza | Autores, Compromiso social, Esther Mendoza

¿Y SI LA VIDA FUERA UN MUSICAL?

© Esther Mendoza

Para un momento. No necesitas luces, ni un escenario, ni un vestuario espectacular. Pero… ¿y si te dijera que la vida ya tiene mucho en común con un musical? No me refiero a cantar a gritos en el supermercado ni a que el vecino del quinto baje bailando claqué en las escaleras. Hablo de esos pequeños momentos cotidianos que, con un poco de actitud y algo de imaginación, pueden convertirse en escenas memorables.

La idea no es vivir como en una película de Hollywood, pero ¿y si enfrentamos la rutina con la energía, la pasión y la conexión que tiene una buena canción? ¿Y si le diéramos más ritmo a nuestra existencia, dejando que las emociones y las pausas se sintieran como una coreografía bien ensayada (o al menos, divertida)?

La música está en todas partes

Aunque no lo notes, la música está en cada rincón de tu vida. Hay ritmo en el sonido del despertador (ese bip-bip-bip que odias cada mañana), en el café que burbujea mientras se prepara, en las conversaciones rápidas en el trabajo y hasta en el caos del tráfico, como un tamborileo incesante que marca el paso de tu día.

Además, están esas canciones reales que, casi sin darte cuenta, se convierten en la banda sonora de tus días. La balada que acompañó tu primer amor, ese himno pegajoso que cantas en el coche cuando nadie te mira, o la lista de reproducción que te ayuda a concentrarte en el trabajo.

No necesitas imaginar a toda la ciudad bailando al unísono para darte cuenta de que ya vivimos rodeados de momentos con ritmo propio. La clave está en detenernos y escucharlos.

¿Y SI LA VIDA FUERA UN MUSICAL?

Tu propia banda sonora

Lo especial de los musicales no es que los personajes canten todo el tiempo, sino cómo lo hacen. En los momentos importantes, en lugar de quedarse callados, se expresan con melodía, fuerza y emoción. Aquí es donde podemos aprender algo valioso.

¿Cuántas veces has dejado un “te quiero” sin pronunciarlo? ¿Cuántas emociones ha reprimido porque no era “el momento adecuado”? Quizás no necesites una balada para declararte, pero sí encontrar una forma auténtica de expresar lo que sientes. Tal vez sea escribir esa carta que siempre has pospuesto o llamar a ese amigo con quien perdiste contacto.

Los musicales también convierten lo cotidiano en extraordinario. Una caminata por el parque deja de ser solo un paseo; se transforma en un momento de conexión contigo mismo. La vida está llena de pequeñas escenas así, si te tomas un instante para apreciarlas.

Un poco de ritmo cambia todo

No hace falta cambiar radicalmente para darle a la vida una actitud “de musical”. Es más bien un recordatorio de que los pequeños detalles pueden transformar lo ordinario en algo significativo.

  • Dale banda sonora a tu vida: crea listas de reproducción para diferentes momentos. Una para caminar, otra para relajarse o incluso para bailar en pijama. Una buena canción puede cambiar por completo tu estado de ánimo.
  • Haz pequeños actos memorables: ¿Tu desayuno siempre es lo mismo? Añádele un toque especial: un plato bonito, música suave o hasta una vela. Lo mismo aplica a cosas simples como cocinar o doblar ropa.
  • Vive las emociones sin filtro: si estás feliz, ríe fuerte. Si estás triste, date permiso para llorar. Reconocer lo que sientes, incluso en lo habitual, puede ser profundamente liberador.
  • Conecta con los demás: habla con esa persona en la fila del banco, regala una sonrisa o escucha a un amigo con atención. Esos pequeños gestos son el equivalente real a una coreografía grupal, donde todos se mueven al mismo ritmo.

La belleza de lo tangible

La vida no necesita telones ni focos para ser especiales. De hecho, lo mejor de vivir está en lo imperfecto, en lo espontáneo, en esos días que parecen comunes, pero esconden momentos únicos.

Quizás no vayas a romper en canción mientras esperas que el semáforo cambie a verde, pero sí puedes dejar que una melodía alegre te acompañe mientras conduces. Tal vez no bailes en público, pero en casa, a solas, puedes moverte al ritmo de esa canción que te hace sentir vivo o viva.

La magia no está en el espectáculo, sino en cómo decide vivir cada momento. Y, si lo piensas, no hace falta mucho para que cada día tenga algo de especial.

Por lo tanto, ponle ritmo a tu monotonía

La vida no necesita un gran guión ni aplausos para ser emocionante. Cada día está lleno de oportunidades para añadirle un poco de ritmo, emoción y significado. No necesitas ser cantante ni bailarín, solo reconocer que incluso los días más simples tienen música esperando ser escuchada.

Así que, la próxima vez que enfrentes un lunes aburrido o una tarde gris, ponle una banda sonora, canta, aunque sea para ti mismo, y recuerda: la vida, aunque no tenga guión, puede ser tan emocionante como un musical. Tú eres la estrella de tu propio espectáculo, y el telón ya está abierto.

Sigue los acordes de tus impulsos y vuelve a perderte entre mis renglones.

¡Hasta pronto!

Esther Mendoza


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Sobre la autoría

Esther Mendoza

Esther Mendoza

Coach - Formadora y Escritora

 “Todos tenemos una versión de nosotros mismos que no siempre es fiel a la realidad...” 

Como formadora, escritora y filántropa, cada individuo y su historia posee un valor intrínseco que resuena en lo más profundo de mi ser. 

Atraída por el potencial humano, creativa y espiritual. Con una curiosidad innata que me lleva más allá, las personas despiertan mi vocación y dedicación en ayudarlas a experimentar cambios duraderos y satisfactorios, de ahí mi formación en coaching y desarrollo personal. 

Y aunque estudié Historia y Ciencias Religiosas, eso no fue más que el principio para seguir adquiriendo conocimientos en otras áreas que me facilitasen herramientas para una comprensión más completa de cómo puedo ser de utilidad a los demás. 

Mi otra pasión, la escritura. Esta se ha convertido en mi compañera constante, un canal a través del cual puedo dar voz a las emociones que a veces se resisten a ser expresadas de manera oral. Sin los renglones de un momento, una historia, un sentimiento o una ficción dejaría de ser yo… 

Cada interacción, ya sea a través de la palabra hablada, la escrita o el lenguaje no verbal, es una oportunidad para conectar y alimentar esa parte de mí que siempre pide más… 

Gracias GraZie Magazine por hacerme un hueco en vuestro mágico mundo. 

#SiempreGraZie


 

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