En Busca de la Unidad en un Mundo Fragmentado
Dr. Javier Barraca Mairal
Profesor Titular de Filosofía en la URJC
«UN INSTANTE DE VERDAD» – GraZie Magazine
En tiempos donde la vida se nos rompe en mil pedazos, este artículo nos recuerda algo profundamente sencillo y profundamente olvidado: que la unidad comienza dentro de uno mismo. Que solo cuando volvemos a escucharnos, a cuidarnos, a mirar al otro sin miedo, algo se repara.
Porque la esperanza, la fraternidad, la atención amorosa y el sentido no son conceptos abstractos: son la pequeña llama que vuelve a encender lo humano en medio del ruido.
Y desde esa llama —como creemos en GraZie Magazine— todavía es posible reconstruir un mundo más cercano, más consciente, más verdadero.
Un sujeto nuevo -o más bien una forma renovada de subjetividad- parece querer emerger de las cenizas de la fragmentación en la que habitamos. Se trata de aquel que ya no solo busca ser responsable, sino sensible integralmente, conectado en lo íntimo o implicado desde el corazón con la realidad y los valores. Y, muy en especial, aspira a redescubrir el valor característico de “lo humano”. He aquí un sujeto que -ante la avalancha invasora de la IA y de una tecnologización incesante- anhela regresar a la raíz de sí, a lo humano mismo, al núcleo de su condición, presente en su propio ser y en el de sus congéneres. Pero ¿por qué sucede esto?
Tal vez, lo descrito ocurre a causa del anhelo de restablecer cierta unidad, la unidad interna y externa por parte del sujeto. Dicho anhelo, en el fondo, responde a una tendencia natural y esperable, debido a que la unidad constituye uno de los transcendentales del ser. De este modo, la unidad representa una dimensión inseparable del ser, del bien, de la belleza. Además, su valor se proyecta antropológicamente, alcanzando nuestra condición interpersonal y social. De manera que el ser humano no puede dejar de apreciar la unidad. Por eso, López Quintás se ha referido a ese impulso unitivo como una vocación y una tarea del sujeto: <<(…) el valor más alto de nuestra vida es crear formas elevadas de unidad, es decir, de encuentro>>.
Una clave práctica para restaurar la unidad deseada se encuentra en el sano y hasta necesario cultivo del cuidado integral -físico, mental, social, espiritual- de sí (“le soin de soi” según Ricoeur). Esto, porque la llamada que recibe cada cual a apreciarse y cuidarse integralmente, a cultivar ese saludable celo respecto de sí mismo, no proviene del individualismo ni el egoísmo, sino de una benéfica autoestima de la que brota también el «nosotros». De hecho, el nosotros es una forma de unidad, ya que no hay “nos-otros” sin «nos» (forma en plural del yo) y sin “otros”. Cuando nos cuidamos adecuadamente, cuidamos a los otros, y así cuidamos a su vez al nosotros que conformamos juntos. Este es, pues, un camino reintegrador, una vía que rescata la unidad de los sujetos desde los fragmentos.
El impulso descrito conecta con la infancia en su sentido más genuino. En medio de incontables manipulaciones, hoy, se precisa más que nunca un corazón de niño, un volver a ser niños – que no inmaduros-, ya que estos pueden servir de símbolo de quien vive con ilusión (Marías) o, aun más, con esperanza. La esperanza -que abraza y congrega en su calidez nuestros fragmentos- no consiste según Hável en creer que todo lo que emprendemos o anhelamos saldrá tal como deseamos, sino en la convicción de que cuanto vivimos al final tendrá un sentido, un significado profundo. La esperanza y el sentido también, por tanto, restauran la unidad, sueldan entre sí los cristales de un mundo interior y exterior rotos.

Otro camino hacia la recuperación de la unidad se halla en la fraternidad, la hermandad humana, que trasciende a la mera solidaridad. Todos somos ciertamente diferentes, pero también compartimos unos valores comunes, valores tan decisivos como la libertad, la verdad o la amistad. Esos valores universales forman parte igualmente de nosotros, ya que nos ayudan a ser quienes realmente somos. Por eso, y a causa de su indisoluble ligadura con el sentido de lo real, debe restablecerse una adecuada reivindicación actual de lo verdadero, sin cuyo concurso no caben siquiera la relación auténtica ni la comunicación. Según ello, estos valores compartidos, y la confraternidad vivida ante el calor de su hoguera, nos vinculan y ligan recíprocamente. Así, el latido de lo único, presente en la persona humana, no excluye lo universal, lo comunitario, sino que lo reclama. Cada cual supone una llamada singular en sí, y escucha a su vez la llamada única del otro. El yo y el tú no representan polos contrapuestos, sino elementos de un contraste que se interpelan mutuamente y hacen factible la unidad en lo humano. Y es que lo humano mismo no es ni pura individualidad ni abstracta colectividad, como enseñó Buber. Hay belleza, en síntesis, en nuestro ser en común, como la hay en la unidad de nuestra propia persona. Ambas bellezas son indivisibles, y lo son en cuanto representan un eco de esa unidad de nuestra dignidad.
Por otro lado, parte de esa belleza de la persona y de sus vínculos la refleja el Arte contemporáneo más actual. Así lo manifiesta, por lo que respecta al cine, la hermosa serie de películas Azul, Blanco, Rojo, en cuyo pasaje final todos los acontecimientos y personajes principales convergen. El cine ilumina, de este modo, nuestra unión en lo humano hondamente, ya que la vida de las personas las entrelaza en un devenir de influencias mutuas, en un creativo coexistir, en una historia en la que vienen a desembocar cual afluentes los relatos encarnados que traza cada sujeto y que se hilvanan entre sí cuando nos lo contamos los unos a los otros. La vida nos une en cuanto teje una tela de interacciones continuas con nosotros. Conforma, en fin, una densa malla o red que nos conecta: la de nuestro narrativo convivir, la unidad del relato-vital compartido.
En las cosas, objetos y vivencias que disfrutamos juntos, también cabe buscar la unidad frente al segmento o la disociación. En el mundo, cuando se lo contempla con gratitud, no habita solo la materia desnuda y separada, pues en él se revela una huella o signo de algo diferente e inmaterial, una voz amorosa, una llamada o soplo del espíritu, una gracia -y no la mera gravedad denunciada por Simone Weil-, no el simple peso mostrenco que nos aplasta. Nuestros alimentos, productos, actos, obras, discursos colaboran a entrelazarnos, a anudarnos, a vincularnos con lo que nos integra al remitirnos a otro lugar, otra esfera. Los seres que pueblan este mundo, cuando se los interpreta como señales o símbolos, nos traen un mensaje que viene de lejos. Nos ayudan, como escalones, a sintonizar con aquello que nos eleva y a la vez nos adentra o sumerge paradójicamente en lo más hondo de nosotros, en lo cardinal. Lo simbólico, base de la cultura (Cassirer), obra siempre en efecto el misterio de reunir, agrupar, concentrar lo real en un mismo punto. La música de Rosalía y el largometraje “Los domingos”, recientemente, han hablado de esta vivencia unificadora del símbolo y de su rastro o herida en el espíritu. Ahora, es una generación entera, un mundo -que ya están aquí- los que viven en busca de esa belleza espiritual, presente en lo real y lo próximo, pero que transciende el instante desde dentro de él.

Cobra, en este tiempo, pujanza el anhelo del brillo de sentido o propósito, de un horizonte orientador que unifique todo lo descompuesto. Una hoguera se enciende así, en mí y en mi entorno más cercano, y llena nuestro vacío gracias a cierta presencia de lo invisible. “La verdadera vida está ausente” (Lévinas); sí, pero a la par se encuentra muy cerca, incluso aquí mismo, al alcance de nuestra mano a pesar de ser inaprehensible. La llamada de lo alto, que lo une todo, nos roza, se insinúa suavemente, late a nuestro lado y se dirige a cada cual pronunciando su propio e inconfundible nombre, pidiéndonos que la acojamos.
Byung-Chul Han muestra cómo, en medio de una sociedad troceada y adictiva, debemos recuperar la verdadera atención, aquella que capta la relación de todo con todo. Se trata, en concreto, de esa forma de atención “contemplativa”, como la que suscitan el amor o el afecto, frente a la ansiedad que divide, rompe, quiebra cuanto alcanza. Nos reclama entonces una atención que es oración, devoción, escucha, espera, apertura honda a la realidad, a las interacciones reales. Esta atención a la persona requiere sosiego interior, no vértigo. Aquí entra en juego la mirada de alcance o perspectiva, la visión de conjunto o sintética, la que reúne en sí, bajo sus alas, a todas las criaturas a las que vislumbra ya sean estas pasadas, presentes o futuras.
En definitiva, en medio de la fragmentación o rotura de nuestro escenario e intimidad, bajo su presión, un impulso legítimo se alza en cada cual y en el nosotros. Es el impulso orientado a intentar encajar las piezas de la vida y del convivir, la llamada a reconstruir el mosaico de la existencia quebrado en mil teselas dispersas. Lo que está en riesgo en este afán no es baladí ni un pasatiempo anodino, sino la recomposición fecunda de las relaciones y vivencias, además de la de nuestro propio y quebradizo interior.
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Sobre la autoría

Dr. Javier Barraca Mairal / PROFESOR TITULA DE FILOSOFÍA EN LA URJC
Javier Barraca Mairal nació en Zaragoza en 1964, y es, desde 2012, académico correspondiente de la Real Academia de jurisprudencia y legislación, sección de “Filosofía”. Y, desde 2010, profesor titular de universidad en la Universidad Rey Juan Carlos. En 1997 obtuvo el título de doctor en Derecho por la UCM. Su tesis se tituló "Los Derechos del hombre en el pensamiento de E. Lévinas". En 1992, había conseguido ya el título de Doctor en Filosofía y ciencias de la educación por la UCM, con la tesis "Arte y Derecho: su encuentro en la Filosofía". Es experto en pensamiento contemporáneo, en A. López Quintás y E. Lévinas entre otros autores. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos académicos nacionales e internacionales y dirigido grupos y redes de investigación. Es asimismo Diplomado en Dirección de Empresas por la Cámara de comercio e industria de Madrid.
Tras su estancia de investigación y formación en París, logró en 1992 el diploma de doctorado de Filosofía (D.E.A.: Diplôme d´EtudesApprofondies) o Diploma de Estudios avanzados en Ciencias Humanas y especialidad ÉTICA de la Universidad “PANTEÓN-SORBONA”, PARÍS I, con calificación “très bien”. En 1988, había pasado a ser Licenciado en Filosofía y ciencias de la educación por la Facultad de Filosofía de la UCM, en concreto el 4 de agosto de 1988. Ese mismo año, de 1988, logró el título de licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la UCM, el 2 de marzo de 1988.
Entre las acreditaciones y reconocimientos logrados, cuenta con 3 sexenios de investigación ANECA. El último en 2024. Y puede citarse que en 2020 alcanzó la acreditación de sexenio de transferencia por la CNEAI-ANECA para el período 2002-2017. Y en 2019 su segundo sexenio de investigación también por la CNEAI del Ministerio de Educación para el período 2010-2017. En 2011, había logrado ya su primer sexenio de investigación de la CNEAI del Ministerio de Educación, para el período 2000-2008.
En cuanto a experiencia profesional, ejerce desde 2010 como profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos. Esto, hoy, en el departamento de “Arte y Humanidades”, y antes en el de “Ciencias de la educación, el lenguaje, la cultura y las artes, ciencias histórico-humanísticas y lenguas modernas”. Su área es la Filosofía. Y cuenta con 3 quinquenios de antigüedad reconocidos oficialmente por la Universidad Rey Juan Carlos. Antes fue profesor contratado doctor de esa misma universidad.
En relación con sus actividades de gestión, innovación y transferencia, desde la finalización de su primer doctorado –el de Filosofía-, en 1992, hasta hoy, durante 30 años, ha venido compatibilizando estas labores. Ha desarrollado estas actividades de transferencia tanto en instituciones públicas, como el Ministerio de Educación de España, como privadas, y ha sido MIEMBRO DEL CONSEJO DIRECTIVO DE ACCIÓN SOCIAL EMPRESARIAL. De este modo, entre otras tareas, puede mencionarse que actualmente es miembro del Comité Ético de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del CLAUSTRO DE LA FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES de esta universidad; así como miembro del Consejo Asesor de la Cátedra de la Mujer de la Universidad Vicente Ferrer de Valencia; también fue miembro de la Subcomisión de Humanidades de la Comisión de Calidad URJC de Títulos Propios entre 2020-22. Actualmente, es Vice-Presidente de la Asociación Pro Universidad Juan de Ávila (desde el 4 de octubre de 2019) y miembro del Comité Asesor del Instituto de Oficiales de Cumplimiento (Compliance Officers) desde octubre de 2019. Fue miembro electo del Claustro, por el sector A, en la URJC de Madrid desde 2014 a 2018.
Ha participado en diversos proyectos y equipos de investigación. Así entre 2023-2015 fue IP y coordinador del Grupo propio de investigación URJC en Bio-estética (emergente, 2019) y director del grupo inter-universitario de investigación asociado de la Cátedra de Estética de la Asociación pro Universidad Juan de Ávila. Este grupo ha publicado ya diversos volúmenes colectivos de investigación en colaboración con otras instituciones, como el grupo internacional de Bioestética-GBE, etc. También entre 2021-12 fue director-coordinador del equipo internacional e interdisciplinar de I+D GBE en “Estética y Bioética” (BIO-ESTÉTICA) vinculado a la Red Internacional de Bioética de la Cátedra UNESCO de Bioética de la UE de Roma. Entre 2021-17 fue miembro del grupo de investigación “Ética, política y derechos humanos en la sociedad tecnológica” (941719), coord., por G. González, Dpto. de Filosofía del Derecho, Moral y Política II de la UCM.
* Respecto de sus publicaciones, se mencionan y anotan las que siguen:
2023“Las relaciones con los otros y con la transcendencia en La vida es sueño: enseñanzas para la sociedad actual”, DOI: https://doi.org/10.15366/bp2023.34.007, en Bajo Palabra. II Época. Nº 34. Pgs. 141-160.
2021“Humanismo digital y uso prudente de las TIC en lo interpersonal”. En Human review, Revista Internacional de Humanidades / Revista Internacional De Humanidades, 10 (1), págs. 87–97. https://doi.org/10.37467/gkarevhuman.v10.3111.
2021“La filosofía en torno al sujeto en la auto antología poética de Borges”. En: Bajo Palabra. II Época. Nº 27. Pp. 443-464. DOI: https://doi.org/10.15366/bp2021.27.
2020“Unicidad y Derechos Humanos: un aliento de la dignidad distinto de la mera reciprocidad”, en Los Derechos Humanos en el siglo XXI, tomo I, editores J. A. Pinto y A. Sánchez de la Torre, Ed. Real Academia de Jurisprudencia y Legislación-Edisofer libros jurídicos, septiembre, 2020, pp. 33-38, isbn 978-84-18493-00-3.
2019“El ser humano como sujeto vulnerable”, cap. en el libro colectivo: La persona en el S. XXI: una visión desde el derecho, coord. por Esther Alba Ferré; Aránzazu Roldán Martínez (dir.), Editores: Thomson Reuters Aranzadi, Año de publicación: 2019, Colecciones: Estudios, ISBN 9788413098999, segunda parte, cap. I, págs. 143-152.
2019“Tras las huellas del sujeto en Claros del bosque”, Revista de Hispanismo Filosófico, nº 24, pp. 159-170. ISSN 11368071 (Madrid).
2019 “Lo irrepetible de la persona como innegable trasunto para el pensamiento actual: algunas elucidaciones de Urbano Ferrer“, en: La humildad del maestro: homenaje a Urbano Ferrer, Ed. Encuentro, coord.. por P. García Casas y A. R. Miñón, Madrid, AA.VV., pp. 618-625. ISBN 978-84-1339-005-5.
2018 Aportaciones a una antropología de la unicidad, Ed. Dykinson, Madrid.
2018 Lévinas y los Derechos Humanos como deudas con el otro, Avarigani editores, Madrid.
2017 Originalidad e identidad personal: claves antropológicas frente a la masificación, Ed. San Pablo, colecc. Frontera nº23, Madrid.
2013“Una distinción levinasiana capital para los Derechos Humanos: los derechos del otro y el tercero”,revista Prisma jurídico, vol. 12, nº 1, Sao Paulo, UNINOVE, Brasil, (enero-junio) 2013, pp. 201-223.
2011“Lo irrepetible de la persona: la vida humana como realidad única y personal” enEl giro personalista: del qué al quién.Juan Manuel Burgos Velasco (ed. lit.), Fundación Emmanuel Mounier, Madrid, 2011, ISBN 978- 84-96611-74-0, págs. 141-155.
2009“El lenguaje de los Derechos Humanos y la cuestión de los límites. Algunas aportaciones de E. Lévinas”, en: Revista Prisma Jurídico, Sao Paulo, Brasil, nº 8 (2009).
2008 “E. Lévinas y la dignidad humana a la luz del acontecimiento antropológico”, en: Revista Prisma Jurídico, Sao Paulo, Brasil, nº 7 (2008).
2007“La alternativa de E. Lévinas a la versión moderna de la universalidad de los Derechos Humanos, en: Revista Persona y Derecho, Universidad de Navarra, vol. 56, pp. 393-408.

