15 de agosto.
La Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo.
© Francisca Abad Martín / Ángel Gutiérrez Sanz
Introducción a la Asunción de María
Al igual que en los orígenes de la vida de María, tampoco la Sagrada Escritura nos dice nada sobre el final de la misma. La Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo no pudo ser observada por ningún testigo. Lo más que cabría haber presenciado, a semejanza de lo que se narra sobre la Ascensión de Jesús, era su elevación hasta desaparecer sensiblemente, pero no su entrada en el Cielo, el cual por añadidura no es un simple lugar físico, sino que es ante todo un estado de inmortalidad gloriosa. Sólo a través de la revelación divina sería posible conocer un hecho tan complejo y misterioso como éste. Ahora bien, la revelación de la misma, como acabamos de ver, no consta expresamente en la Sagrada Escritura. No es solo el silencio de la Escrituras, tampoco existe documento alguno que testimonie con seguridad la Tradición Apostólica sobre tal revelación.
Silencio de las Escrituras sobre la Asunción
A muchos les habrá extrañado que ninguno de los apóstoles y discípulos digan nada en sus escritos, ni en sus cartas a las iglesias nacientes, ni siquiera San Juan que sobrevivió a la Virgen en muchos años y que hubo de ser testigo de su muerte y de su Asunción, si es que ésta fue pública. Nada dice tampoco en su Apocalipsis. Tampoco San Pablo, que nos habla con tanta elocuencia de la resurrección de los muertos y sobre todo de la resurrección de Cristo. Es muy posible que no mencionaran nada porque su atención se hallaba concentrada casi exclusivamente en Jesús. Si hay evangelistas como San Mateo y San Juan que no nos dicen nada de la Ascensión del Señor ¿qué de extrañar tiene que no hablen de la Asunción de María, pura criatura, aun siendo Madre de Dios?
La Muerte de María según los Apócrifos
Los escritos Apócrifos coinciden en afirmar que María murió en Jerusalén y que fue sepultada en una tumba en el valle del Cedrón. Los últimos estudios arqueológicos parecen confirmar la autenticidad de una tumba allí encontrada. Consta sin embargo que desde el siglo IV fue generalizándose la idea de que María había muerto. Esta es la tradición más firme y constante en la Iglesia, seguramente apoyándose en la idea de que la Madre en su función corredentora, habría de pasar por el trance de la muerte como su Hijo. Tampoco les falta razones a los ortodoxos para inclinarse por la dormición.
Primeras menciones de la Asunción
La Asunción propiamente dicha, que hace referencia a la traslación en cuerpo y alma al cielo, donde Cristo mora definitivamente, aparece mencionada por primera vez en un Apócrifo de finales del Siglo IV o comienzos del V y esto es lo verdaderamente importante y además se encuadra dentro de la lógica divina y también de la humana, puesto que resulta lo más natural del mundo que quien fuera templo de la divinidad permaneciera incorrupto y de forma gloriosa traspasara las barreras del espacio y del tiempo.
La Asunción en la Historia y Tradición Española
En la Edad Media, los Reyes de Navarra celebraban ya en Pamplona solemnemente la fiesta de la Asunción. Los colonizadores españoles que van a América dedican el nombre de la Asunción de la Virgen a ríos, montañas y ciudades y consta que en la diócesis de Madrid ya se celebraba esta fiesta en el año 667.
Proclamación del Dogma de la Asunción
En el siglo XIX la reina española Isabel II, en unión con todas las damas de Palacio, se dirigió al Papa suplicando la proclamación del dogma y por último el 23 de Enero del año 1.947 , el jefe del Estado Español, Francisco Franco pidió al Papa Pio XII, en nombre propio y en el de su gobierno, que “se dignara declarar y definir solemnemente como Verdad revelada por Dios y dogma de la fe católica la Asunción corporal de María Santísima a los cielos”, cosa que el Papa hizo el día l de Noviembre del año 1.950, diciendo textualmente que “si alguno osase negar, o voluntariamente poner en duda, que la Inmaculada Madre de Dios, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria Celestial sepa que ha caído de la fe divina y católica”. Por tanto, no define el Papa como dogma de fe si la Virgen murió o no, sino su Asunción a los Cielos en cuerpo y alma, cosa que extrañó mucho a los ortodoxos y se lo criticaron muy duramente a Pio XII, aunque por otra parte ellos no aceptan el dogma en sí, por no aceptar la infalibilidad y la autoridad del Papa.
Invocación y Oración a la Virgen María
Invocación: “Virgen pura, hoy quiere Dios/Que subáis del suelo al Cielo/ Pues cuando quisisteis vos/ Él bajó del Cielo al suelo”. (J. López Úbeda). Madre y Señora nuestra, Puerta del cielo a ti que fuiste glorificada con la Asunción en cuerpo y alma al Cielo, te pedimos que nunca te olvides de quienes estamos aquí abajo en la tierra, para que no nos falte nunca tu protección y ayuda en nuestro peregrinaje hacia el destino eterno. Sobre todo, cuida de nosotros en estos tiempos difíciles, para que no nos falte nunca tu bendición y tu auxilio. Nuestro mundo se siente huérfano y necesita de tu presencia y de tu amor maternal.
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Sobre la autoría
Entre otros estudios se graduó en Filosofía obteniendo posteriormente el grado de Doctor en esta misma disciplina por la Universidad Complutense de Madrid, con la máxima calificación de “Sobresaliente cum laude”. Catedrático de esta misma asignatura, ha simultaneado la docencia con cargos directivos y trabajos de investigación, fruto de los cuales han sido la publicación de varios libros y numerosos artículos. Actualmente jubilado, sigue comprometido con el mundo de la cultura a través de publicaciones en relevantes medios de comunicación e impartiendo conferencias en foros de interés cultural, como puede ser el Ateneo de Madrid. Su próxima obra en la que lleva trabajando bastante tiempo será “El Humanismo cristiano en el contexto de una Antropología General".