11-S William Rodríguez

por Custodia Ponce | Compromiso social, Entrevistas

CUANDO LA ESPERANZA SE CONVIERTE EN UNA MISIÓN

William Rodríguez el último sobreviene del 11S

En GraZie Magazine, siempre hemos creído en el poder transformador de las historias humanas, aquellas que conectan profundamente y nos recuerdan el impacto de la compasión y el coraje en momentos de crisis. Hoy, tenemos el honor de compartir la historia de William Rodríguez, conocido como el último sobreviviente en salir con vida de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

William es una de las cinco personas que poseía la famosa «Llave de la Esperanza», la herramienta que le permitió salvar cientos de vidas al abrir puertas y oficinas mientras recorría 39 pisos de las Torres Gemelas. Este acto de heroísmo no solo lo convirtió en una leyenda, sino que su historia ha seguido inspirando a personas de todo el mundo. Su vida cambió para siempre aquel trágico día, y desde entonces, ha dedicado cada paso a ser defensor de las víctimas del 11-S, especialmente de aquellos que muchas veces han sido olvidados, como los trabajadores indocumentados.

En esta entrevista exclusiva, profundizaremos en los momentos más críticos de aquel fatídico día y en las lecciones de vida que William ha aprendido desde entonces. Su relato va más allá de la simple supervivencia; es un testimonio de heroísmo, solidaridad y esperanza, una historia que demuestra que incluso en los momentos más oscuros, siempre existe la posibilidad de actuar con valentía y marcar una diferencia.

El impacto de William Rodríguez en el mundo sigue siendo evidente.

Su lucha por los derechos de las víctimas del 11 de septiembre y su incansable esfuerzo por mantener viva la memoria de aquellos que perdieron la vida, lo ha convertido en una figura emblemática de esperanza y resiliencia.

Te invitamos a leer esta entrevista que nos recuerda que todos, en algún momento, podemos ser los héroes de nuestras propias vidas. Como bien dice William, «todos tenemos el poder de hacer magia en nuestras vidas y en las vidas de los demás, siempre que actuemos con el corazón, el coraje, la determinación y la valentía suficientes».

«Todos tenemos el poder de hacer magia en nuestras vidas y en las vidas de los demás, siempre que actuemos con el corazón, el coraje, la determinación y la valentía suficientes»

Él cambió el curso de la historia, y juntos, nosotros también podemos hacerlo.

© Custodia Ponce

11-S William Rodríguez

Por Custodia Ponce

FOTOGRAFÍA: GraZie Magazine

William, viviste uno de los atentados que más repercusión mundial ha tenido en la historia del terrorismo americano, la caída de las Torres Gemelas en el atentado del 11 de septiembre de 2001. Ese día, realizabas tu trabajo como conserje en la Torre Norte del World Trade Center, pese a haber solicitado el día libre. Eran las 8:46 a.m. y 14,154 personas estaban en su puesto de trabajo como cada día. Sin embargo, ya nada volvería a ser igual. Verse envuelto en esa situación es impensable, ¿cómo reaccionaste?

–Ese día comenzó como cualquier otro. Aunque había solicitado el día libre, me encontraba en la Torre Norte cumpliendo con mi rutina, la de limpiar las escaleras de sus 110 plantas. Nunca imaginé que la vida cambiaría tan radicalmente en cuestión de minutos. Cuando el avión impactó, sentí una sacudida profunda, no solo física, sino también espiritual. «El 11 de septiembre sacó lo mejor de mí que yo no sabía ni que lo tenía. El nivel de compasión que yo saqué en aquel momento, yo no sabía de dónde provenía». Aunque todo parecía un caos indescriptible, algo dentro de mí se activó. Sabía que debía ayudar a quienes estaban atrapados, incluso cuando me enfrentaba a un peligro mortal. En el proceso de intentar salvar a mis amigos, terminé ayudando a muchas personas, aunque no pude salvar ni a uno solo de ellos. Ese día perdí a 200 amigos, y esa es una carga que llevo conmigo siempre.

Los atentados en el World Trade Center causaron casi 3.000 muertos y más de 25.000 heridos. Tú te encontrabas entre las personas que estaban en las torres ese día y fuiste el último en salir con vida. ¿Crees que todos tenemos una misión en la vida y que no fue casualidad que ese día no te dieran el permiso solicitado?

–Creo firmemente que todos tenemos una misión en la vida. He reflexionado mucho sobre por qué sobreviví cuando tantos otros no lo hicieron. Recuerdo haber pedido a Dios que no le diera a mi madre el dolor de ver mi cuerpo en pedazos, y milagrosamente, el derrumbe se detuvo justo cuando pensé que todo había terminado. ¿Cómo es posible que me sacasen de allí sin ningún hueso roto? Todos los que estaban junto a mí murieron aplastados. Fue como si una fuerza superior me protegiera para cumplir con algo más grande que yo. «Yo sufrí una metamorfosis, un cambio espiritual. En todo momento sentía como que estaba protegido». Desde entonces, he sentido que mi misión es hablar por aquellos que no pueden y asegurarme de que el mundo no olvide lo que sucedió.

11-S William Rodríguez

Sabemos que estuviste a punto de morir, ¿qué fue lo que te ayudó a no perder nunca la esperanza?

La esperanza fue lo último que me abandonó, aunque hubo momentos en que sentí que la estaba perdiendo. Cuando estaba sepultado bajo los escombros, mi mente se centró en mi madre. No quería que ella tuviera que enfrentar la tragedia de perder a su hijo de esa manera. Curiosamente, lo que aprendí en mis años como mago me ayudó a controlar la respiración y mantener la calma en una situación que parecía desesperada. «Esperaba la muerte, y para sorpresa mía, me salvaron». Fue un milagro, y creo que eso refuerza la idea de que siempre hay una razón para no perder la esperanza, incluso en los momentos más oscuros.

William, ¿por qué crees que es necesario tener una asociación de víctimas hispanas? Todas las personas que murieron aquel día lo hicieron por la misma causa y en el mismo lugar. ¿Por qué seguimos diferenciando a los seres humanos por su raza, posición, cultura o color?

Formé una asociación de víctimas hispanas porque, lamentablemente, no todos comprenden lo que significa ser latino en Estados Unidos. Muchos de nuestros compatriotas que trabajaban en las torres eran indocumentados, y al no tener documentos oficiales, no fueron contados entre las víctimas. «El número oficial de muertos es incorrecto, hubo muchos más». En mi lucha por la justicia, logré que muchas de esas personas recibieran compensación y no fueran deportadas. Sin embargo, la realidad es que el valor de la vida humana no debe medirse por el estatus social o la posición económica. Todos merecemos ser tratados con dignidad y respeto, y por eso es crucial que existan asociaciones que defiendan nuestros derechos y visibilicen nuestra realidad.

11-S William Rodríguez

En el 11-S, no solo Estados Unidos se vio afectado por la muerte de sus ciudadanos, sino que también se sufrieron pérdidas humanas de más de 92 países. Con todo este horror que dio la vuelta al mundo, ¿qué se necesita recordar siempre para que esto no vuelva a ocurrir?

Es fundamental que el mundo recuerde que el 11 de septiembre fue un crimen internacional. Más de 92 países perdieron a sus ciudadanos, lo que muestra que el terrorismo no tiene fronteras y afecta a toda la humanidad. «Es urgente rehumanizar al mundo entero». La tragedia del 11-S debe ser un recordatorio constante de la importancia de la cooperación global, de aprender de nuestros errores y de trabajar juntos para prevenir que algo así vuelva a suceder. Las agencias de seguridad no se comunicaban entre ellas por celos profesionales, y eso costó miles de vidas. Necesitamos invertir en lo que realmente importa: la prevención y la protección de la vida humana.

Aquel día provocó que más tarde sufrieras una gran metamorfosis. Pasaste de ser un barrendero que trabajaba en las torres, a ser un gran activista que viaja por todo el mundo para contar lo que ocurrió y pedir ayuda para las familias de las víctimas. ¿Queda mucho aún por resolver?

Queda mucho por hacer, y mi lucha no ha terminado. «Yo represento la tragedia, represento ese cambio en el nuevo milenio». Mi transformación personal me llevó a entender que tenía que usar mi voz para ayudar a los demás. Aunque hemos logrado avances, como la Ley Zadroga, que proporciona ayuda a las víctimas de la zona cero, todavía hay mucho por hacer para garantizar que se haga justicia para todos. Mi misión es seguir recordando al mundo lo que ocurrió y asegurarme de que se honre la memoria de quienes perdieron la vida.

11-S William Rodríguez

William, ¿crees que el ser humano ha aprendido algo de todo ese horror que ocurrió el 11-S en la ciudad de Nueva York?

El ser humano ha aprendido, pero no lo suficiente. Hemos visto cambios en la seguridad nacional y en la política internacional, pero la lucha contra el odio y el terrorismo sigue siendo una batalla en curso. «A raíz de la investigación del 11 de septiembre, se realizó un estudio para ver dónde estuvieron los errores. La recomendación fue que todas las agencias deberían tener contacto y cooperación entre ellas». Sin embargo, para que estos horrores no se repitan, necesitamos más empatía, más humanidad y un verdadero compromiso con la paz.

¿Qué mensaje darías a las nuevas generaciones?

Mi mensaje para las nuevas generaciones es claro: «El mejor honor que uno tiene es poder servir a los demás». Si yo, como un barrendero, pude cambiar la historia de Estados Unidos y contribuir a modificar leyes nacionales, ustedes, que tienen la oportunidad de estar mejor preparados, tienen el poder de hacer aún más. Lo único que necesitan es pasión, responsabilidad, entusiasmo, disposición y determinación para lograr cambios. Nunca subestimen el poder de una sola persona para hacer la diferencia.

¿Te gustaría añadir algo más?

Me gustaría dejar un mensaje final para el mundo: seamos un ejemplo para nuestra comunidad. Ayudar a los demás es una buena adicción, pero no debemos olvidar ayudarnos a nosotros mismos también. «En mi casa, en mi habitación, hay un cartel bien grande que pone: ¿a quién ayudaste hoy?». Vivir con propósito es lo que da sentido a nuestras vidas, y servir a los demás es la mayor expresión de amor que podemos ofrecer. Este es el poder que todos tenemos dentro, y es el legado que quiero dejar.

11-S William Rodríguez

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