No son los grandes gestos, sino las pequeñas acciones diarias las que nos definen
El valor de nuestras obras
Poco a poco, las obras que vamos realizando nos van configurando y dando forma, hasta poder decir que acabamos por ser lo que hemos hecho. Detrás de cada hombre virtuoso están sus obras, como detrás del deportista, del actor, del intérprete está su tiempo de trabajo, de entrenamientos y de ensayos. Nadie es hombre honrado si no se ha acercado un millón de veces a bañarse en el mar de la honradez; nadie generoso si no ha ido acumulando grano a grano toneladas de generosidad; nadie solidario si no mantiene su corazón abierto y sus manos extendidas para compartir con quien lo necesite en cada instante; nadie caritativo si no se acostumbra a prodigar su amor y servicio a los demás. Nadie bondadoso, comprensivo, leal, tolerante o responsable si no convierte la bondad, la comprensión, la lealtad, la tolerancia y la responsabilidad en el quehacer de cada día.
El trabajo sereno de la vida
Nuestra tarea humana ni es flor de un día, ni fruto de un calentón: es trabajo sereno y constante a realizar, sin prisas locas y con voluntad firme. Es el continuo quehacer diario de la vida el que nos va haciendo madurar, sin sobresaltos, suavemente, como maduran las cosechas en los campos bajo la acción del sol y de las nubes, de las lluvias y el viento.
Tendremos que ir haciendo las cosas paso a paso, sabiendo que lo importante es llegar, sin preocuparnos cuándo; como lo hace el peregrino que avanza lentamente y sin desmayo hacia la meta. Ya es mucho mantener el ánimo constante y hacer lo que se puede cada día, para que en la tempestad no se pierda lo conseguido en tiempos de bonanza. El momento presente importa más que nada, porque “a cada día le basta su afán” (Mt. 6, 34).
Vivir solo por hoy
Con Juan XXIII tendríamos que repetirnos cada día:
“Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez…
Sólo por hoy tendré el máximo cuidado del aspecto cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo…
Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que como alimento es necesaria para la vida del alma…
Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie…
Sólo por hoy haré una cosa que no deseo hacer”.
Sólo por hoy… Cada mañana al levantarme saludaré al nuevo día y trataré de aprovecharlo como si fuera el último. Sé que, como todos los demás días, me brindará mil oportunidades nuevas para comportarme mejor; trataré de aprovechar alguna, aunque sólo sea una.
En GraZie Magazine creemos que la verdadera grandeza del ser humano no reside en lo extraordinario, sino en la constancia con que se entrega a lo cotidiano. Cada día nos brinda oportunidades de sembrar bondad, solidaridad y amor. Que aprendamos a vivir “solo por hoy”, con la certeza de que lo que hacemos en lo pequeño construye el verdadero sentido de nuestra vida.
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Sobre la autoría

VIDA Y OBRA DE ÁNGEL GUTIÉRREZ SANZ
Ángel Gutiérrez Sanz nace en Alaraz (Salamanca) 20 de Julio (1939) en el seno de una familia cristiana, donde se tenía aprecio por la cultura. Fue el más pequeño de una familia numerosa, integrada por siete hermanos. Aquí aprendería las primeras letras. Apenas cumplidos los 11 años, abandona su pueblo natal con destino al internado que los PP. Dominicos tenían en La Mejorada, provincia de Valladolid, luego vendrían otros internados en la provincia de Segovia, Toledo y Ávila, por lo que solo pudo disfrutar del calor de familia en las vacaciones estivales. A los 12 años murió su padre y a los 23, aún sin haber concluido su carrera de filosofía en Madrid, murió su madre, por lo que se vio obligado a trabajar para costearse sus estudios de Filosofía, graduándose finalmente en Madrid por la Universidad Complutense, el año 1964.
Una vez licenciado en Filosofía y Letras y con los estudios completos de Teología, se puso a trabajar como profesor en colegios privados de Madrid. Posteriormente obtendría el grado de doctor por la misma universidad Complutense de Madrid, pero antes de que esto sucediera, fue llamado a filas y tuvo que cumplir su servicio militar, lo que supondría para él un grave contratiempo, al ver truncada su carrera y su vida profesional apenas iniciada. Una vez cumplidas sus obligaciones con la Patria, fue admitido en el mismo colegio que estaba trabajando y la vida volvería a recobrar su ritmo.
En el año 1967 se casaría con la pedagoga Francisca Abad Martín, fijando su residencia en Madrid.
A partir de este momento, Gutiérrez Sanz vivió entregado a la vida familiar, que supo conjugar perfectamente con su profesión de docente y también con sus estudios, porque en los primeros años de matrimonio, Ángel Gutiérrez estaba ocupado en preparar sus oposiciones, para obtener una plaza como profesor numerario de filosofía, a la vez que trataba de concluir su tesis doctoral. Fueron años difíciles, en que tuvo que trabajar duro y sin tregua, para conseguir lo que consiguió. Cierto que a su lado tuvo siempre a una amiga y colaboradora, que siendo ya madre, no solo supo hacer frente a las circunstancias, manteniendo intacta durante cinco años la licencia por estudios, concedida por el Ministerio de Educación, para que pudiera cursar la carrera de Pedagogía, sino que logró que los ojos de su marido pudieran contemplar la realidad con el verde de la esperanza.
Pasados estos primeros años de matrimonio, la situación fue mejorando. La tesis doctoral que llevaría por título "La Ética en Baltasar Gracián" llegó a feliz término, mereciendo la máxima calificación de "Sobresaliente cum laude", siendo publicada posteriormente. Y sobre todo la obtención de una plaza como profesor titular de filosofía y luego como catedrático de esta misma asignatura, iba a suponer que Gutiérrez Sanz pudiera dedicarse a su pasión de escribir.
En su dilatada vida docente en la enseñanza publica, ha desempeñando diversos cargos directivos, pero ello no ha sido obstáculo para seguir trabajando en el campo de la investigación. Su compromiso al servicio de la cultura ha quedado patente, tanto en las aulas como fuera de ellas, bien como conferenciante en diversos foros, en el Ateneo de Madrid por ejemplo, así como en colaboración con diversos medios de comunicación social, a través de revistas filosófico-teológicas, históricas. educativas o de pensamiento.
Digno de reseñar es que, siendo catedrático y jefe del Seminario de Filosofía del Instituto Miguel Servet de Madrid y en colaboración con un equipo de profesores de este mismo seminario, obtuvo el Primer Premio Nacional del Segundo Concurso de Prensa sobre artículos, en la modalidad de reportajes sobre Pedagogía, convocado por la Fundación Santa María (S.M.).
En el año 1904, Ediciones TAU saca a la luz su primer libro titulado " Aspectos de una sociedad en crisis", en donde el autor apunta las directrices por donde habría de discurrir su pensamiento.
A partir de entonces su vocación como escritor fue haciéndose más determinante, hasta el momento de su jubilación.
MÁS INFORMACIÓN EN: https://blogculturalgutierrezsanzangel.blogspot.com/p/sobre-mi_10.html













