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El Padre Ángel

TODAS LAS PERSONAS SON BUENAS SOLO NECESITAN A ALGUIEN QUE LES ESCUCHE Y QUE LES DE AMOR.

Por Custodia Ponce

La energía, las ganas, el «se puede» siempre están en nosotros, en ti, en mí, en él, y no tiene nada que ver con la edad. Tan solo es cuestión de confiar y pensar en hacerlo. Y hacerlo, claro.

Sin duda, todos conocéis al padre Ángel. Él es una persona incombustible que con casi ochenta y tres años, mientras me atiende en la entrevista, atiende al teléfono, al WhatsApp, a las personas que le vienen a saludar a su parroquia y hasta al propio alcalde de Madrid, que le visita en ese momento. Más tarde sigue; más de ochocientos quilómetros de ida y vuelta le esperan hoy para seguir ayudando a los demás. Me cuenta: «Esto es un día tranquilo para mí».

Infinitas son las cualidades que distinguen al padre Ángel, siempre ayudando a las personas más desfavorecidas, siempre acogiendo a las más vulnerables, independientemente de su religión, cultura u origen, en su parroquia de San Antón, donde todos son bien recibidos.

Él siempre dice: «Todas las personas son buenas, solo necesitan a alguien que las escuche y que les dé amor», y aquí, en esta parroquia, se da mucho amor.

Seguramente, hoy tú también puedas pasarte a comprobarlo. La parroquia de San Antón está en la calle Hortaleza, 63, de Madrid.

Estamos hablando con Ángel García Rodríguez, más conocido como padre Ángel, un sacerdote filántropo español y fundador de Mensajeros de la Paz en el año 1962.

Actualmente, más de cincuenta y cinco países reciben ayuda a través de esta ONG.

Fotografía del Padre Ángel en su parroquia de San Anton

Padre Ángel, ¿cree usted que se podría acabar con el hambre en el mundo?, ¿qué hace falta?

Sí, es posible.

Hay alimentos más que suficientes para acabar con el hambre en el mundo, lo único que hace falta es voluntad política.

En pleno siglo XXI es una vergüenza que personas, niños, se sigan muriendo de hambre. Más de 20 000 personas al día se siguen muriendo por falta de agua y de alimentos.

Padre, cuando viaja a otros países, como Afganistán, Angola, Irán o Iraq, y vive las necesidades que existen en estos países, ¿cómo medir la felicidad con un país desarrollado, como es el caso de España?

Sin duda, la infelicidad mayor allí es la falta de comida y la falta de agua potable. El papa quiere que las personas salgan de la pobreza, porque la pobreza es una maldad.

No hay que amar la pobreza, hay que amar a los pobres. Cuando uno no tiene para comer, no puede ser feliz de ninguna de las maneras.

En España es un país muy privilegiado.

¿Nos quejamos mucho?

No valoramos lo que tenemos, creo que hay personas que se quejan demasiado.

Tampoco creo que debamos acomodarnos a pasar calamidades, a pasar pobreza o a pasar dolores. El ser humano ha nacido para ser feliz, y la felicidad hay que buscarla como sea. Pero para ser felices no basta con quejarse y llorar, hay que salir y poner medios a esa infelicidad, ayudándose los unos a los otros.

Padre, ¿nos paramos poco a observar todo el poder que tenemos como seres humanos y todo lo que podemos dar desde el amor?

Yo creo que, según la población va avanzando, cada vez somos más conscientes de que debemos amarnos, cuidarnos y de que debemos cuidar a los demás. Que debemos reflexionar, meditar y pensar que hay que compartir las cosas que tenemos. Pensar que algunos de nosotros somos unos privilegiados, y debemos pararnos a dar gracias a Dios, a los padres, por la oportunidad que tenemos de vivir como vivimos, cuando vemos a otras personas que, incluso en nuestro país, no tienen ni un colchón para dormir, solo tienen la calle.

«El ser humano ha nacido para ser feliz»

En España, cada vez hay más salud, también personas que son infelices, sin embargo, ¿somos un país solidario?

Cada vez hay más salud y eso ya es una felicidad. La madre Teresa de Calcuta decía: «La vida es bella, hay que cuidarla y hay que conservarla». En España cada vez hay más cooperantes, más voluntarios. Más del 6 % de los mayores de dieciocho años son voluntarios, casi dos millones y medio de personas.

Esto es un gran ejemplo de que prácticamente en cada casa, hay una persona que trabaja por el bienestar de los demás.

La solidaridad ¿podría empezar por uno mismo?

Aunque puede sonar a una frase hecha, es cierto, hay que cuidarse y hay que quererse para poderse dar a los demás. La solidaridad hoy la tenemos a flor de piel, hoy en día es muy difícil que veamos a alguien tirado en la calle y no le atendamos o, al menos, llamemos al 112. Ahora, la generación que viene detrás, nuestros niños, son más solidarios que nosotros, sin duda alguna.

«Hay que cuidarse y hay que quererse para poderse dar a los demás»

Usted titula su libro Un mundo mejor es posible, GraZie Magazine está completamente de acuerdo con esto.

Para quien lea esta entrevista, a los dirigentes de los países, a las grandes potencias, ¿cómo se lo podemos hacer ver?

Con estadísticas y argumentos. Todos sabemos que hoy en día hay más medicamentos, más recursos, más pozos de agua potable, más alimentos.

Nunca en la historia se habían reunido más jefes de estado para intentar erradicar la pobreza, el alfabetismo, la esclavitud; sin duda, si hay voluntad política, sí se puede acabar con toda esta lacra.

Libro del padre Ángel UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE

Padre, ¿qué es lo que más feliz le hace?

Ver a la gente sonreír. Cuando uno hace sonreír a las personas, uno se siente feliz también, sin duda alguna esta es mi mayor felicidad.

¿Quién puede venir a colaborar aquí, a la iglesia de San Antón, y quién puede venir a pedir ayuda?

Esta es una casa, una iglesia abierta para todos.

El papa Francisco lo ha dicho muy claro: «Abrir las puertas de las iglesias para que pueda entrar la gente y que vosotros podáis salir a buscar a la gente».

Aquí vienen personas que necesitan pedir ayuda, que vienen a rezar, los que necesitan cariño y vienen a pedir consuelo. Aquí se realizan intercambios, otras personas vienen a ayudar. Empresarios, como Cipri Quintas, vienen a servir los desayunos. Otros, médicos, enfermeras, sicólogos, abogados, vienen a orientar, a acompañar, a ayudar a todos los que lo necesiten.

El Padre Ángel en su Parroquia de San Antón

«Cuando uno hace sonreír a las personas, uno se siente feliz»

Padre Ángel, ¿qué mensaje le gustaría gritar al mundo para ayudar a los demás?

El mejor mensaje sería: «Hacer feliz a la gente dándole ropa, invitándola a comer, a tomar un café y, sobre todo, acompañarla. Hay mucha gente sola y triste».

Nuestro propios políticos están tristes, en vez de estar con alegría de poder gobernar. Todos queremos que sean líderes alegres y no líderes tristes.

Las personas deben ayudar a los demás en todo lo que puedan, y deben de besarse más, abrazarse más y deben sonreír más.

ENTREVISTA Y REDACCIÓN: Custodia Ponce

FOTOGRAFÍA: Bernabé García

Sobre la autoría

Custodia Ponce, Directora GraZie Magazine

Custodia Ponce

Directora GraZie Magazine
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