Rigoberta Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz 1992
ENTREVISTA: Custodia Ponce
“Gracias por la oportunidad”.
Con estas palabras me recibía Rigoberta Menchú Tum a casi nueve mil kilómetros de distancia. Desde un rincón tranquilo elegido para “conversar”, durante más de media hora, la premio Nobel de La Paz me transmitió con absoluta humildad lo importante de la palabra, la escucha, la gratitud, la ética y los valores. Rigoberta Menchú Tum, habla siempre de Paz, de unión, de compromiso, también de armonía, de tantas y tantas acciones que voluntariamente podemos realizar en nuestro día a día sin necesidad de gastos adicionales. Solo necesitamos invertir en el corazón, en esa máquina que todos llevamos dentro, que junto con la razón, nos hace únicos, diferentes, y a su vez, iguales.
A ella, le gusta que la nombren también con el apellido de su madre “Tum”, y es que esta lideresa social, activista, escritora, dirigente política y guía espiritual, ha trabajado incansablemente en la defensa y reivindicación de los derechos de las mujeres. Más de veintisiete años lleva desarrollando iniciativas a través de su fundación, en los ámbitos de la educación, seguridad alimentaria, los derechos humanos y la justicia, a favor de las poblaciones más desfavorecidas.
Rigoberta Menchú Tum, nació en la aldea Laj Chimel, San Miguel Uspantán, El Quiché, Guatemala, y con tan solo treinta y tres años fue premiada con el premio Nobel de la Paz, convirtiéndose en la mujer más joven en recibir este premio. Tras recibir el Nobel en 1992, fue nombrada en 1996 Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO hasta el año 2020. Innumerables condecoraciones y premios le han sido otorgados por su contribución incansable en la búsqueda y preservación de la Paz de los pueblos.
¿Cree usted que el ser humano podría tener la clave para alcanzar la Paz que necesitamos en el mundo?
–– Creo que sí, creo que nosotros debemos tener la vocación de Paz, la vocación de armonía, el empeño y el propósito, porque tenemos en nuestras manos el compromiso con la humanidad. Muchas veces hacemos ese compromiso cuando nos toca un problema, cuando nos toca una violencia en particular, así es cuando nos acordamos que la humanidad es un todo. Pero, ojalá que no sea así, que sea nuestra formación ética. Yo abogo por esa formación ética antes de tener un sufrimiento en la propia vida.
En mi caso, de repente lo perdí todo. Desde los dieciséis años luché mucho por salir adelante, trabajando en casas particulares para ganar un salario mínimo y ayudar a la familia. Sabía que la vida me estaba bendiciendo, a los dieciocho años gané una beca para aprender alfabetización, esto me iba ayudar a salir adelante, pero a los veintitrés años, desafortunadamente, se me corta todo.
Primero el secuestro de mi hermano Patrocinio, que fue secuestrado y torturado. Más tarde, la muerte de mi padre que fue quemado vivo junto con treinta y siete personas más [en la embajada de España]. Después, vino el secuestro de mi madre, y mis dos hermanas Lucía y Anita se perdieron, esto hizo que se perdieran todos los lazos familiares. Yo me quedé sin nadie de mi familia y me tocó salir al exilio. En ese momento, uno no puede escoger, no puede planear lo que hará en cada semana, solamente puede vivir. Yo tuve la suerte de no estar nunca sola y tuve el cariño de mucha gente, pero nunca vuelve a ser como era antes, cuando tenía el cobijo de mi papá y mi mamá. Entonces yo no me preparé, simplemente me tocó vivir, y esto es lo que no debe ser.
En la vida humana es importante la planificación, el diseño, el objetivo… sobre todo en el tiempo contemporáneo. Actualmente los jóvenes, sobre todo los que tienen oportunidades, tienen toda la posibilidad de planear una calidad de vida, estudiar y salir adelante. Si en medio de tanta desesperanza e incertidumbre se encuentra una vocación de Paz, creo que cada ser humano puede hacer un cambio a favor de la convivencia armónica y a favor del equilibrio.
Sra. Rigoberta Menchú, ¿qué es la felicidad, donde nos diría usted que podríamos buscarla?
–– Yo creo que la felicidad podemos encontrarla incluso con pocas cosas. Mucha gente busca la felicidad a través de una cuenta bancaria, a través de algo material; pero en realidad el ser humano puede ser feliz con muy pocas cosas, pocas cosas caras. Quizás uno de ellos es descubriendo los talentos que tenemos cada persona. A mí me encantó cuando descubrí que podría aprender idiomas y me fasciné por los idiomas, me di cuenta que podía conocer pueblos, ciudades y conocer su historia. Me fasciné por la historia universal, por las cosas que están a mano, y no tanto pensar que el mañana es el futuro lejano. El futuro es hoy, el futuro es ahora. En la mente, en la conducta, en la actitud de una persona se puede encontrar mucha felicidad. A mí me daba mucha felicidad que la gente valorara por ejemplo mi sonrisa, la gente me decía que iba con una bocanada de oxígeno cuando entraba en un colectivo. Para mí esto era muy importante. Entonces ¿qué es lo que buscamos todos los días? “La Felicidad”. Que tengamos trabajo, comida, que tengamos una oportunidad. También la felicidad está en la libertad, si nosotros sabemos cómo vivir y convivir, es cierto que es más fácil. Si solo puedo vivir y no convivo con nadie, entonces en la vida se suele ser metódico y aburrido. Pienso que cada quien podemos inventar una plenitud de felicidad en nuestra propia dimensión, en nuestro propio entorno. Creo que no hay una receta única para el ser humano, ¿por qué?, porque somos prodigiosos y exitosos y tenemos sentimientos. Está en nuestras manos hacer el modelo de felicidad que queremos tener.
¿Cómo cree usted que podría lograrse la igualdad de derechos y oportunidades en la sociedad mundial?
–– Bueno, es lamentable que las desigualdades no solo sean de carácter económico, político o cultural. Las desigualdades, hoy por hoy, son el deterioro del ser humano. Ya no tenemos el sentido del humanismo como quizás lo tuvieron muchos de nuestros antecesores en muchas épocas de la humanidad. Ese humano solidario, creativo, considerado, ese humano consciente, consciente que necesita de los demás. Nos hemos vuelto como seres humanos aislados, por eso hay muchas desigualdades. Ya no lo digo por las cosas materiales; si cuando vemos a tantos niños desnutridos en el mundo, a tantas mujeres sin posibilidad de dar a luz porque no tienen calidad de vida ni calidad de salud. ‘Ahorita’ la pandemia nos trajo un mundo desolador, donde ya no bastan las fábricas de medicamentos, sino nosotros mismos y nuestra actitud.
La parte humana: la pobreza y miseria humana que se traduce realmente en las actitudes; creo que hay actitudes verdaderamente condenables como la corrupción, por ejemplo. Cómo es posible que alguien se apropie de un dinero que no le corresponde, sabiendo que pertenece a un colectivo, incluso que se obtenga lucro con la salud de la gente, con la vida de otros. Esta miseria humana nos ha contaminado a todos, la corrupción, la impunidad y las violencias diversas, son impresionantes. Yo todos los días encuentro ejemplos que ilustran cómo el ser humano fue deteriorándose en su sentido común y se perdió la ética, no hay ética ni vocación. Hoy vemos grandes noticias donde ‘la honradez’ no es lo que más triunfa. Entonces tenemos que cambiar, modificar esta forma de vida. Hay que luchar contra la soberbia, la impunidad, el racismo, la discriminación. Y hay que exigir que se modifiquen las estructuras, especialmente las políticas estructurales, públicas y educativas, hay mucho que hacer. Siento que la militancia de la juventud no es solo protestar, sino buscar alternativas, esta es la tarea más difícil en la que todos estamos llamados a hacer.
En pleno siglo XXI, el ser humano avanza muy deprisa hacia un desarrollo tecnológico sin frenos, ¿considera usted que nos estamos dejando atrás cuestiones por resolver?
–– Totalmente. Por eso la cultura, las identidades, el respeto a los demás y la reciprocidad. Yo siempre digo: “ayúdenme y yo te ayudo”, no solo esperar a que me ayuden, sino que yo tengo que poner de mi parte. Esa educación integral para la vida, para el respeto mutuo, es un “pendiente” creo, que todos tenemos esa oportunidad de diseñar una nueva forma de convivencia entre nuestros semejantes donde quiera que estemos, haciendo prevalecer los principios y valores humanos que nos pueda garantizar una casa con bien común.
Hay muchos conceptos que están a la par del excesivo énfasis al descubrimiento tecnológico, hay muchos valores y principios; pero ¿qué debemos hacer?, debemos darle chance a la tecnología para que se involucre con mensajes globales con valores y principios. Es un gran pendiente, que no es tan pendiente, porque también yo tengo la esperanza de que todo lo que podamos hacer en este sentido, nos servirá para frenar la maldad, las guerras, los conflictos armados, las violencias, las represiones. Hablamos de ‘Democracia’, y al rato vemos que la democracia está siendo amenazada por la corrupción y la impunidad. Hablamos de principios y valores, y vemos la falta de coherencia de los grandes dirigentes, que están haciendo lo diferente de lo que dicen que van a hacer. Este tipo de juegos nos invita a reformular nuestro compromiso con la ética, nuestro compromiso como dirigentes sociales, a emitir mensajes más prácticos para la vida de la gente. Parece que lo que estamos proclamando es como filosofía, nada más, pero el tema es que hay que hablar de la verdad. Yo pienso que la verdad legítima de los acontecimientos nos debe crear conciencia, sigo interpelando a la conciencia de nuestra humanidad. Todos tenemos conciencia, ojalá que esta nos mueva hacia una acción transformadora a favor de la vida y no a favor de la represión y la intolerancia.
Nuestro nombre como medio de comunicación es “GraZie”, porque creemos en la fuerza de la gratitud. ¿podría hablarnos usted de la importancia de esta palabra?
–– Gracias por la oportunidad que me dan para poder hablar a través de GraZie, de verdad lo valoro mucho. Esta es una forma con la que podemos llegar a más mentes, a más corazones.
La gratitud es un acto de humildad. Estoy completamente segura que si sabemos agradecer al Creador, agradecer al Formador, agradecer donde quiera que depositemos nuestra fe. Los mayas agradecemos a las montañas, al aire que respiramos, a la Madre Tierra, agradecemos a la vida que cada instante nos da una enseñanza y esa enseñanza debe ser transmitida a otras generaciones. Creo que la gratitud es una misión y debe de estar junto a la esencia del ser humano. Todos los humanos nacemos muy humildes, muy vulnerables, sin embargo, nos fortalecemos en el tiempo. Podemos tener muy poca conciencia, pero cuando nos damos cuenta que sin oxígeno no podemos vivir, sin la Madre Tierra no podemos comer, no podemos coexistir, entonces todas las luchas que están en la agenda también nos pertenecen. Creo que hay que dar muchas gracias a las generaciones pasadas que lucharon en contra del ecocidio, del femicidio, los crímenes contra la humanidad o por tipificar la lucha por la madre naturaleza y el medio ambiente. Hay mucho que agradecer, yo creo que las personas que agradecen son afortunadas. Si uno hace el bien, recibe mucho bien en la vida. “Si tú no haces el bien y no agradeces, cierras tú mismo las puertas para ti”, en primer lugar el beneficio de tener gratitud es para uno mismo, luego para los demás.
Creemos en lo importante de la educación en valores, los jóvenes de ahora serán nuestros líderes del mañana. Según usted, ¿cuál es la enseñanza mayor que podemos dejar a nuestros jóvenes?
–– Creo que la enseñanza mayor debe de estar en dos dimensiones: lo que significan los profundos valores individuales de cada persona, cada niño trae una enorme cantidad de valores y principios individuales, y la coexistencia con la memoria colectiva. Ninguno de nosotros puede triunfar solo o sola, siempre triunfará junto a los demás. La memoria individual junto a la colectiva, nos puede hacer grandes personas empezando por lo más sencillo; yo siempre digo “si no te gusta que te ofendan, tú no ofendas a nadie, o si te gusta que te den los buenos días o las buenas tardes, tú debes dar el paso”, no esperar a que los demás lo hagan. Yo confío en que nuestra juventud sea respetuosa, que practique las cuatro cosas que practicamos los mayas: dar las gracias por la vida, pedir perdón por las cosas que no sabemos hacer o entender, pedimos abundancia para que tengamos un buen día y pedimos que esta abundancia les llegue también a los que no tienen nada. Debo decirles a los jóvenes que el futuro será ese que ellos construyan por su cuenta, las cosas no pueden cambiar, si nosotros no cambiamos, si nosotros no proponemos un cambio.
En Usted, te dodo lo vivido y aprendido, ¿qué es lo que siempre permanece intacto y le hace seguir cada día como cuando aún era una niña?
–– Realmente para mí la vida ha sido extraordinaria, ha sido maravillosa; incluso las cosas más tristes que he vivido, se han convertido en una fortaleza muy grande, en una fuente de inspiración y en una fuente de compromiso. Estoy en contra de todo tipo de violencias y sigo trabajando en contra de la corrupción, la violencia, la impunidad…
He aprendido que nosotros, los humanos, no tenemos límite para tener creatividad. Yo como maya mantengo mi espiritualidad y pienso que hay que vivir la vida con humildad, no solo decirlo, sino ser coherente con lo que uno dice, y no para que te vean. Alguna gente piensa que va a ser eterna en este planeta y no, no somos eternos.
Le gustaría añadir algo.
–– Sí, me gustaría felicitar a las mujeres, todas han hecho un intenso trabajo en la empresa, la industria, la política, la comunidad internacional… Las mujeres siempre hemos trabajado como hormiguitas por todos los lados del mundo, gracias a ello hemos logrado grandes avances tanto en comunicación como en convivencia. La diversidad ha sido una de nuestras fuentes de inspiración; así que “mujeres, sigan adelante”. Añadir una recomendación “que se quieran a sí mismos y que cuiden su salud”. A veces cuando estamos sumergidos en las inmensas tareas, no pensamos en nuestra propia salud, pero, cuiden su salud y sigan adelante.
Muchas bendiciones.
Siempre GraZie.
#SiempreGraZie
Sobre la autoría
Como fundadora y CEO de GraZie Magazine, mi misión es transformar y elevar el concepto de la comunicación, convirtiendo nuestras publicaciones en un referente dentro de su nicho. Esto no trata solo de mantenerse al día con las últimas tendencias, sino de innovar y buscar nuevas formas de contar historias que realmente importan y nos conduzcan a un estado de reflexión. Estoy comprometida a liderar con una visión clara y estratégica, enfocada en el crecimiento sostenible y la innovación constante.
En mi rol, tengo el privilegio de coordinar y motivar a un equipo increíblemente talentoso y comprometido con este magazine. Juntos, hemos incrementado nuestra base de lectores de manera significativa y fortalecido nuestra presencia en el mercado, con la mirada puesta en expandirnos aún más. Nuestro enfoque está en crear contenidos relevantes y atractivos que no sólo informen, sino que también inspiren y conectan profundamente con nuestra comunidad.
Mi amor por la comunicación no se detiene aquí. Estoy dedicada a seguir aprendiendo y creciendo en este apasionante campo, siempre buscando nuevas formas de mejorar y ofrecer lo mejor a nuestros lectores. La comunicación no es solo una profesión para mí; es mi vocación y mi pasión.