NECESIDAD LIBERTAD y OTRAS CONSIDERACIONES

por Pedro Rodríguez Castañeda | Compromiso social

Necesidad Libertad y otras Consideraciones

Por Pedro Rodríguez Castañeda

Todos los que nos dedicamos, libre y desinteresadamente, a esta tarea de opinar, reflexionar y comunicar nuestros pensamientos, es posible que tengamos dudas sobre si llegamos a los lectores correctamente, si aportamos valor y, sobre todo, si hacemos lo suficiente para conseguir el principal objetivo de esta actividad. Este no es otro que intentar trasmitir ideas, proponer acciones y clarificar situaciones, en definitiva, trasmitir a la sociedad lo importante que es tener un criterio meditado para mejorar la actividad diaria, ya sea profesional, familiar o social. Si esto fuera así, estaríamos en el camino para conseguir una sociedad más comprometida, menos mediatizada, más realista y, sin duda, más preparada para afrontar los retos que se avecinan.

Para poder afrontar estos conceptos de libertad y necesidad de forma estructurada, no queda otro remedio que hacer algo de historia, ser humildes y darnos cuenta de que nuestros antecesores ya aportaron estudios y criterios que pueden ayudarnos. Sin Iugar a duda los tiempos actuales tienen algunas características diferentes, especialmente la tecnología, la cual aporta sistemas y métodos más precisos, pero reconociendo también que puede ser muy positiva o muy negativa, dependiendo de cómo se utilice.

Aristoteles ya manifestó que la naturaleza no hace nada en vano

Aristóteles ya manifestó que:

la naturaleza no hace nada en vano y cuando sucede algo, siempre o en la mayor parte de los casos, tenemos buenas razones para pensar que se trata de un fenómeno necesario.

Así pues, el azar queda restringido a un papel secundario.

Otro autor que puede ayudarnos en este breve proceso histórico es Agustin de Hipona (San Aguscn), que luchó contra el determinismo maniqueo, religión universalista fundada por el sabio persa Mani. San Aguscn, en esta lucha maniquea, defendió el libre albedrío y la responsabilidad del hombre con respecto a sus actos, especialmente los contrarios al bien. Con una convicción total sobre la voluntad, manifestaba que la libertad es sinónimo de dominio sobre los propios actos y conlleva, además, capacidad de elección, de decisión y de autodominio, asegurando que el que obra con coacción no es responsable de sus actos.

Él también aseguró que la causa del pecado es la avaricia, que no es otra cosa que concupiscencia, es decir, voluntad depravada.

En la época de la Reforma y el Humanismo Renacentista el concepto de libertad sufrió un replanteamiento, con especial incidencia a través de la obra de Martin Lutero. Sin embargo, no podemos dejar de citar a otros filósofos como Kant, Fichte, Herder, Schelling, Locke, Rousseau, Emerson o Kierkegaard. Lutero dedujo de las cartas de San Pablo que el libre albedrío no es otra cosa que el mayor enemigo de la justicia y de la salvación humana. Tenía una concepción pesimista de la vida, profesaba la corrupción esencial de la naturaleza humana, negando las posibilidades morales del hombre. El Humanismo, por el contrario, tenía una concepción optimista de la vida, admiraba y amaba la filosofía clásica, honraba a los grandes héroes precristianos y reconocía sus virtudes, admita las posibilidades morales de la voluntad y consideraba la libertad para hacer el bien.

En este breve repaso histórico no podríamos dejar de mencionar al gran filósofo Baruch Spinoza, hispano-portugués de origen sefardí y considerado como uno de los grandes racionalistas del siglo XVII. Consideraba el comportamiento humano como parte de la naturaleza, regida toda ella por la necesidad, lo que dificulta la defensa de la libertad. Spinoza defendía que más allá del conocimiento racional, que es verdadero, hay un conocimiento intuitivo Foucoult, filósofo, sociólogo, historiador y psicólogo francés del siglo pasado, partidario del monismo spinozista, afirmaba que el proceso de culturización y socialización tienen siempre un fallo, una resistencia, una indeterminación, a partir de la cual puede surgir un sujeto activo o sujeto de libertad.

Nietzche, gran filósofo alemán del XIX, que ha ejercido y ejerce en algunos ámbitos una gran influencia, expresaba que la voluntad ya no sería el libre albedrío sino el conatus referido a la mente. El apetito será el conatus cuando se refiere al mismo tiempo al cuerpo y la mente, de esa manera el deseo será el apetito consciente de sí.

Identificar a los seres humanos con la voluntad, el apetito o el deseo

Identificar a los seres humanos con la voluntad, el apetito o el deseo, es como decir que somos puro devenir, donde los comportamientos deben ser explicados por la fuerza o potencia que tenga cada uno. Simone Weil, a lo anteriormente dicho, añadía que había dos grandes corrientes o manifestaciones: las causas materiales y el amor. Un debilitamiento de la necesidad en nuestras vidas alianza la prevalencia del amor.

Me sirvo del anterior recorrido histórico, quizá interesado, para llegar a definir la sociedad actual, que podemos denominar posmoderna, y que ha tenido una gran influencia a partir de 1970 en el arte, la cultura, el pensamiento y la vida social. Esta sociedad podríamos definirla de muchas maneras, capitalista, hedonista, relativista, pero si me lo permiten y coincidiendo con Charles Taylor, filósofo canadiense, también es individualista. En ella predomina la razón instrumental, desligada del compromiso moral necesario. Además, existe una actividad política sin libertad o, lo que es lo mismo, los partidos políticos actuales imponen criterios donde la mayoría de los ciudadanos nos sentimos incapacitados para defender nuestras ideas. Otras de las características son: el egoísmo, que impera en el seno de la sociedad más refinada; el capricho, que impone su dictado sobre la voluntad; y la autosuficiencia, que es el velo con el que el hombre de mundo oculta su vacuidad.

En consecuencia, la sociedad establecida, Iejos de procurarnos la libertad, genera una cultura que motiva una nueva necesidad, dependiendo de la fuerza que opere en cada uno de nosotros.

Todo este comentario, por el formato que tiene y por no querer extenderlo demasiado, una vez descritas algunas corrientes vividas a lo largo de los siglos pasados, terminaría con un objetivo y con una propuesta de acción.

OBJETIVO: Procurar y fomentar una sociedad basada en la razón y la sensibilidad, donde el amor sea la base de cualquier actividad, promocionando a los más capacitados, desde el conocimiento, el esfuerzo y la experiencia, desechando el enchufismo, la subvención y la compra de voluntades.

ACCIÓN: La creación de una asociación civil que esté de acuerdo con este criterio, que no sea una más, sino una asociación donde no pretenda el asociado medrar por ser asociado y que su propósito sea actuar, según su capacidad, para conseguir un país mejor. En esta propuesta de acción hay varias actividades a desarrollar que son urgentes y absolutamente necesarias: eliminar muchos de los políticos existentes en todos los niveles de la Administración, eliminar consejeros, empresas públicas, asociaciones subvencionadas para imponer criterios, sean sindicalistas, feministas, animalistas o de cualquier otro signo, pagados con el esfuerzo de todos los ciudadanos.

#ObjetivoAcción


 

Sobre la autoría

Pedro Rodríguez Castañeda

Pedro Rodríguez Castañeda

D. Pedro Rodríguez Castañeda
Licenciado en Ciencias Químicas, especialidad Industrial, en la Universidad de Valladolid.
Máster en Dirección y Administración de empresas, por ESDEN. Máster en Formación para directivos Gustav Kaeser y Máster en estudios avanzados de Filosofía, por la Universidad Complutense de Madrid.
Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.
Resaltar, además de la formación, los trabajos realizados: dos años en la Universidad de Valladolid en la catedra de Química Orgánica, realizando la TESIS doctoral. Tres años como jefe de Laboratorio en Sociedad General Azucarera (SGA) y varios años trabajando con diferentes multinacionales del sector médico. Esta formación y experiencia me llevó a constituir mi propia empresa, PAIPEISA, S.A, a la que he dedicado más de tres décadas y donde he conseguido mucho más de lo esperado.

Ir al contenido