REPETICIÓN DE LA JUGADA

por Pedro Rodríguez Castañeda | Compromiso social

Repetición de la Jugada

Pedro Rodríguez Castañeda

La sociedad actual, con los medios tecnológicos y la crisis de convicciones tan evidentes, ha ido perdiendo la moral. Esta destrucción de la moral colectiva se ha ido produciendo al atacar constantemente la moral individual de cada individuo, ataques intencionados desde grupos privilegiados, sean políticos económicos o ideológicos, para conseguir su propio beneficio.

Nuestro gran filósofo Ortega y Gasset ya decía que se debería buscar una nueva política, donde el poder sirviera para algo, no para aumentarlo.

Lo que vivimos no es otra cosa que una “repetición de la jugada”. Sí, no es nada nuevo, lo hemos conocido de civilizaciones antiguas, fenicia, griega, romana y otras, las cuales deberían ser ejemplo y estudio permanente. Nicolás Maquiavelo, considerado por muchos el padre de la política moderna, ya expuso, en el siglo XVI, que el camino hacia un nuevo orden social es complicado y difícil de manejar.

Esta sociedad, en la que nos está tocando vivir y donde hay superpoblación, cambio climático, tecnologías adictivas, proliferación de la mentira, subjetividad creciente y falta de criterio, necesita un cambio que, aunque no sea fácil, debemos intentar alcanzar.

REPETICIÓN DE LA JUGADA / GraZie Magazine

¿Qué sería preciso potenciar en las personas actuales? Muchas cosas, pero especialmente tener posiciones claras y positivas, voluntad, racionalidad y metas concretas. Estas posiciones citadas deben ser mayores a medida que se acceda a puestos de nivel más elevado, ya sean económicos, sociales, intelectuales o políticos. Además, resaltar de manera contundente que es preciso que todos los que ocupen puestos de cierta relevancia tengan reconocida, a lo largo de su historia profesional, una responsabilidad que ha de ser ética. Quiero añadir que el objetivo de la ética no es otro que promover la dignidad humana.

Es posible que esta exposición inicial resulte a muchos de los lectores una utopía, una broma, una elucubración o algo similar. Sin embargo, no hay más que analizar las últimas noticias del mundo, y especialmente las de España, para darnos cuenta de que lo dicho está generalizado en sentido opuesto.

Queridos lectores, todos debemos hacer algo para cambiar las tendencias y, para eso, es imprescindible conseguir forjar el carácter y acercarnos a la excelencia moral. Esta excelencia la conseguiremos, exclusivamente, con hábitos bien definidos, pues solo es posible ser justos realizando actos de justicia, templados realizando actos de templanza y valientes realizando actos de valentía.

Aristóteles decía que disciplina, orden, paciencia y humildad son virtudes que ayudan a acrecentar el poder. Lo comparto en su totalidad, aunque parece que los dirigentes actuales no lo asimilan o no lo conocen, al menos a la vista de sus actuaciones y de los discursos generados, casi siempre, mendaces. El discurso de la mentira, como es natural, se utiliza para mentir, pero el que miente es el sujeto y todos los ciudadanos debemos estar en contra del mentiroso, sobre todo si es un directivo o político que actúa con nuestro dinero. ¡Obliguemos a nuestros dirigentes a ser sinceros!

Obliguemos a nuestros dirigentes a ser sinceros

Estoy casi seguro de que todas las personas responsables estarán de acuerdo con esta obligación, sin embargo, pensarán, ¿cómo lo hacemos si vivimos en un mundo materialista, donde se ha perdido el sentido escatológico de la existencia? Sencillamente manifestando nuestro desacuerdo cuando nos corresponda votar, en nuestro trabajo y en cualquier reunión social a la que asistamos. No podemos ser “pasotas” ayudando a crear masas que se mueven como “ovejas sin pastor”, lo que precisamente produce una degradación de la persona.

Es evidente que esto daría para escribir hojas y hojas, pero no es este el método, ni tampoco el momento más adecuado, pero permitidme que indique dos puntos de gran importancia que potenciándolos ayudarían a cambiar la situación que estamos viviendo:

1.- La familia es la base de la educación, el respeto y el amor. Posiblemente por esta razón hay personas e instituciones interesadas en destruirla, con solo una finalidad, aprovecharse de esos individuos y vivir de ellos, aunque esos discursos mendaces digan, precisamente, lo contrario.

El ser humano tiene que encontrar el sentido de las cosas y de sus acciones, porque el sentido es saber de los fines, el amor es el sentido de la vida y la familia es donde el amor se hace realidad.

2.- La educación es trascendental para conseguir esa sociedad que deseamos: libre, madura, segura y, sobre todo, feliz. Difícilmente conseguiremos esa sociedad deseada si no hacemos el esfuerzo necesario para involucrar a todos en el aprendizaje, padres, profesores, directivos y políticos.

Este aprendizaje creará los hábitos necesarios para que todos los miembros se vean concernidos, con serenidad, a un enriquecimiento mutuo en la convivencia, incrementando el respeto a la verdad que ha de estar siempre por encima del interés particular, como ya expresó Aristóteles hace muchos años y que a lo largo de la historia se ha corroborado.

La verdad del conocimiento radica en su utilidad y el sentido radica en que, reflexionando con nuestra razón, nuestra voluntad elija y decida por donde ir, para que humanamente podamos decir que hemos dado sentido a nuestra vida.

Para terminar estas líneas que espero sean de interés a los lectores, permitidme que transcriba lo que Confucio expresó en el Libro de los Ritos:

  1. “Cuando se hubo penetrado en la razón de las cosas la conciencia se desplegó al máximo, los pensamientos se hicieron sinceros. Cuando los pensamientos se hicieron sinceros, el corazón se hizo recto. Cuando el corazón se hizo recto, cada uno se perfeccionó a sí mismo, el orden comenzó a reinar en la familia y el estado fue bien gobernado y la paz se extendió por todo el universo”.

#SiempreGraZie


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Sobre la autoría

Pedro Rodríguez Castañeda

Pedro Rodríguez Castañeda

D. Pedro Rodríguez Castañeda
Licenciado en Ciencias Químicas, especialidad Industrial, en la Universidad de Valladolid.
Máster en Dirección y Administración de empresas, por ESDEN. Máster en Formación para directivos Gustav Kaeser y Máster en estudios avanzados de Filosofía, por la Universidad Complutense de Madrid.
Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.
Resaltar, además de la formación, los trabajos realizados: dos años en la Universidad de Valladolid en la catedra de Química Orgánica, realizando la TESIS doctoral. Tres años como jefe de Laboratorio en Sociedad General Azucarera (SGA) y varios años trabajando con diferentes multinacionales del sector médico. Esta formación y experiencia me llevó a constituir mi propia empresa, PAIPEISA, S.A, a la que he dedicado más de tres décadas y donde he conseguido mucho más de lo esperado.

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